A tres años de la crisis por COVID-19, los principales indicadores laborales han vuelto a los valores prevalecientes en 2019. La mejoría en variables como la tasa de participación laboral, la tasa de desocupación, y el número de ocupados iniciada en 2021, continuó en 2022, aunque el número de ocupados creció a un ritmo menor que en 2021, aseveró un informe conjunto de la Cepal y la OIT.
No obstante, el documento titulado “Hacia la creación de mejor empleo en la postpandemia”, destacó que pese a la mejora, aún persisten importantes brechas de género y etarias en materia de tasas de participación y de desocupación laboral. La productividad laboral promedio de la región experimentó una caída en 2022, destacando la contracción de la productividad en sectores como la industria, la construcción y el comercio. Por su parte, los salarios medios reales se estancaron en 2022, contrastando con el aumento observado en 2021, y reflejando el impacto de la mayor inflación.
Al tiempo que progreso observado en los mercados laborales entre 2020 y 2022 refleja una recuperación cíclica del crecimiento económico que no es sostenible en el tiempo. De hecho, la CEPAL proyecta un crecimiento de la economía regional de un 1,2% para 2023, lo que sin duda redundará también en un menor dinamismo de la generación de empleo, y el aumento estimado en el número de ocupados es inferior al 2%, que contrasta con el crecimiento de 5,9% experimentado en 2022.
El informe recalca el hecho de que los principales indicadores y la composición del mercado laboral vuelvan a los niveles prepandemia no resulta suficiente, dado que los problemas estructurales que caracterizan a los mercados laborales de la región siguen presentes. El empleo informal continúa elevado, y pese a las mejoras registradas en 2022, persisten significativas brechas de género en materia de tasas de participación y de desocupación. También los salarios y la productividad han vuelto a sus trayectorias precrisis, lo que significa un estancamiento en el mejor de los casos, advierte.
De acuerdo con CEPAL y OIT, para revertir esta situación es necesario contar en la región con políticas laborales activas que promuevan una mayor creación de empleo, una mayor formalización y una mayor (y mejor) inclusión de mujeres y jóvenes en el mercado de trabajo.
Para ello se requiere ampliar los instrumentos en materia de política laboral y mejorar la articulación entre ellos, a fin de evitar contracciones en el empleo. También se requiere más énfasis en la reactivación económica incluyendo sectores impulsores y dinamizadores del crecimiento económico y del empleo.