La inseguridad contractual es un factor de riesgo psicosocial que nace por la preocupación constante del trabajador de no contar con un ingreso seguro o suficiente para solventar sus necesidades personales y familiares.
Esto deriva de la inestabilidad del trabajo y de las condiciones cambiantes del mismo, porque algunas empresas siguen aplicando prácticas indebidas para evadir el cumplimiento de sus obligaciones patronales.
Algunos ejemplos de estos actos son: contratos a corto plazo que son renovados cada cierto tiempo; cambios constantes de puestos de trabajo; transferencia deliberada del personal de un empleador a otro; salarios demasiado bajos o que no van acorde con las tareas desempeñadas; establecimiento condiciones laborales ilegales o sin acceso a la seguridad social, la informalidad, etc.
De ahí que, cuando los empleados viven en total incertidumbre sobre el futuro de su trabajo, ocasiona que se ponga en peligro su bienestar, y con ello su productividad.
Efectos de la inseguridad contractual
Cuando existe inseguridad contractual porque las condiciones laborales son precarias, contingentes y temporales, existe mayor índice de accidentes y problemas de salud.
Es sabido que los riesgos psicosociales pueden provocar problemas cognitivos, conductuales y emocionales, que a la larga afectan la salud física y mental del trabajador.
Por ello, los subordinados pueden llegar a sufrir de estrés, depresión o ansiedad, pero también ocasionarles enfermedades cardiovasculares, cardiocerebrales, o gastrointestinales.
Finalmente, es urgente que las empresas erradiquen aquellas prácticas que generan inseguridad contractual laboral, lo cual es un problema grave que no solo afecta la economía de los colaboradores, sino a su salud. Con esto lograrán contar con empleados que se sientan estables en su lugar de trabajo.