La brecha de género empieza en casa: UNAM

La brecha de género en el mundo laboral no solo es relevante por cuestiones de equidad

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 .  (Foto: Canva, Diseño creado en canva con diseños de Sketchify de sketchify, Chelsea Gonzales de Diversifysketch, sketchify Korea y Alphavector de Canva )
La brecha de género nace en casa, no en el trabajo. Las mujeres siempre han trabajado, aunque no siempre les pagaron por ello; las tareas del hogar constituyen un empleo fuera del circuito laboral remunerado, y por eso es ahí y no en la empresa donde nace esa brecha de género, refirió la secretaria técnica del  Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autonóma de México (UNAM), Patricia Llanas Oliva, respecto a factores revelados por Claudia Goldin. 

En ese sentido, durante la conferencia " La brecha de género en el mundo del trabajo  en el marco del Premio Nobel de Economía 2023", otorgado a Claudia Goldin,  la economista Norma Samaniego Breach señaló que la 

brecha de género en el mundo laboral no solo es relevante por cuestiones de equidad, sino porque cuando la participación de la mujer es muy reducida, como en el caso de México, se resta una parte muy importante del potencial de la economía de un país y eso incide en el bienestar social. 

Asimismo, la  integrante del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo de la UNAM y del Consejo Académico Asesor del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo dijo que esa brecha se manifiesta no sólo en la participación de las mujeres en el mercado laboral, sino además en los salarios, tipo de ocupaciones, el trabajo a tiempo parcial y el empleo informal, el acceso y monto de las pensiones, o en los “pisos pegajosos” y “techos de cristal”, entre otros aspectos.

La experta destacó que, en el caso de México, 62 % de la población de 15 años y más participa en el mercado laboral, “porcentaje que no es muy diferente del que se registra en el ámbito mundial, que es de 60.5 de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2023)”.

Donde hay una diferencia muy marcada es en la participación entre hombres (76.1) y mujeres (46.1); la femenina es menor, incluso, que en muchos países de América Latina, de igual o menor desarrollo que México, mencionó.

En el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), la especialista que ha sido consultora externa de gobiernos y organismos internacionales como el Banco Mundial, recordó que en 1930 la fuerza de trabajo femenina en nuestro país era de 5 %. “Aunque hay un avance, por grupos de edad o niveles educativos, la participación femenina es menor”. Ellas, además, tienen una mayor tasa de ocupación parcial y desocupación.

La brecha en los salarios es otro indicador de la desigualdad de género, fenómeno que se observa en todo el mundo. Algunas de las razones que ha encontrado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para ello son que, con mucha frecuencia, las mujeres tienen ocupaciones de tiempo parcial con menores prestaciones y remuneración que las de tiempo completo; tienen más discontinuidad en su carrera laboral; obtienen empleos que ofrecen sueldos muy bajos; o bien, existen prejuicios que les impiden avanzar a puestos de mayor responsabilidad e ingresos.

Samaniego Breach expuso que otra faceta donde se presenta la brecha de género en el mundo laboral, que se constituye como uno de los casos graves y del cual no se ha tomado conciencia, es en el monto de las pensiones al momento del retiro.

Los factores que inciden en ello son los salarios, que son mayores para los varones; la llamada densidad de cotización, es decir, la proporción de aportaciones al sistema de pensiones, respecto del total de tiempo que el trabajador ha permanecido en el mercado laboral, y que es muy baja porque mucha gente deja de cotizar cuando tiene que “irse” al trabajo informal; y la esperanza de vida, que es mayor para ellas, y al momento del retiro están obligadas a financiar un periodo mayor.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, citó, si se toman en conjunto los factores de salario, densidad de cotización y esperanza de vida, la brecha pensionaria por género sería de 41.6 %: es decir, por cada 100 pesos de pensión de los varones, las mujeres recibirían 70.6 pesos.

Resumió que entre los factores que han influido en esa brecha se encuentran los estereotipos y roles de género, el acceso a la educación y la formación para el trabajo; o la menor representación en los puestos directivos y de liderazgo en organizaciones sociales y sindicales.

En contraparte, entre los que han incidido en disminuirla se encuentran el uso de anticonceptivos, el acceso al sistema educativo, el trabajo a distancia y las políticas de igualdad de género, entre otros.