Cómo tener relaciones sanas en la organización

Un buen ambiente en el centro de labores fomenta conductas positivas entre los equipos de trabajo

Las relaciones interpersonales juegan un papel fundamental en el éxito de las empresas. De ahí que sea importante promover un entorno laboral favorable que incida en la salud ocupacional y el desempeño de los trabajadores.

Esto porque una relación sana en el ámbito laboral se caracteriza por la comunicación abierta, el respeto mutuo y la colaboración efectiva.

Por lo que, además de prevenir los riesgos psicosociales, la empresa logrará promover un entorno organizacional favorable, que es aquel en el cual se promueve el sentido de pertenencia; la formación para la adecuada realización de las tareas encomendadas; la definición precisa de responsabilidades para los trabajadores; la participación proactiva y la comunicación entre los subordinados; la distribución adecuada de cargas de trabajo, con jornadas laborales conforme a la LFT, y la evaluación y el reconocimiento del desempeño (art. 3o., fracc. XI, Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo –RFSS– y punto 4.6, NOM-035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo-Identificación, análisis y prevención).

Por la relevancia de este tema, IDC Asesor Fiscal, Jurídico y Laboral, se acercó con la licenciada Karina López Salazar, quien es psicoterapeuta clínica y del bienestar emocional, y consultora en psicología organizacional, la cual nos explica la importancia de desarrollar relaciones sanas en los centros de trabajo y cómo fomentarlas dentro de las empresas.

Importancia de las relaciones sanas en la organización

Dentro de una organización el recurso más importante, pero también el más complejo, es el humano, porque trabajar con personas distintas entre ellas se convierte en un reto grande.

Cada individuo tiene una personalidad, creencias e ideas arraigadas que pueden venir desde su crianza o por sus experiencias de vida e intentar complacer las necesidades de cada uno es difícil; por ello, es indispensable contar con una estructura y una dirección de lo que se puede y se quiere alcanzar. Es decir, se debe comprender qué se necesita y se está dispuesto a dar, para enfocar las acciones a ejecutar de forma bidireccional (y no solo de la organización a los colaboradores).

Más allá de lo agradable de tener un buen ambiente en las organizaciones, es crucial entender que existen beneficios bioquímicos de las relaciones humanas saludables. El principal de ellos es la generación de forma natural de la oxitocina, la hormona del vínculo, contrarrestando al cortisol, la hormona del estrés.

Cuando los seres humanos se encuentran en un entorno insalubre para su desarrollo y bienestar, empiezan a sentirse en un riesgo constante, liberando cortisol en su sistema. Inicialmente, esta hormona ayuda a las personas a hacer frente al estrés; sin embargo, si esto es una constante, porque el clima laboral es hostil, aquellas se sentirán en una amenaza interminable, lo que generará picos y picos de cortisol, causando una intoxicación de esta sustancia. Esto afecta al organismo y se podrán notar, entre otros, síntomas: la disminución de la concentración, el cansancio constante, la irritabilidad, el dolor y los tics musculares, y los problemas inflamatorios y gastrointestinales.

Si el nivel de estrés se mantiene continuo —el cual no solo se genera por la carga de trabajo y responsabilidades del colaborador, sino también por el ambiente negativo del centro laboral— pueden generarse problemas de depresión o ansiedad por los estados de alerta permanentes.

Por el contrario, si se desarrollan vínculos saludables y un entorno de confianza y de respeto, se podrá generar un incremento de oxitocina, que ayuda a las personas a sentirse a salvo, seguras y con certidumbre, incrementando el nivel de concentración, creatividad, productividad y disminuyendo índices de ausentismo y rotación, beneficiando los niveles de bienestar general.

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 .  (Foto: IDConline)

¿Cómo fomentar las relaciones laborales sanas?

Los humanos somos seres sociales, relacionarnos es una parte fundamental de nuestro desarrollo psicosocial, cognitivo y emocional; por lo tanto, es importante entender claramente qué son y no son las “relaciones sanas” para establecer parámetros que ayuden alcanzar los objetivos que se tengan.

Una relación sana en el ámbito laboral, es aquella que se caracteriza por el trato educado y cordial entre las personas, sin importar el puesto o cargo que se tenga, ya que el respeto no debe ser una conducta elitista.

Esto permite desarrollar una adecuada comunicación, pues aunque una persona no esté de acuerdo con lo expresado, no existirá invalidación o menosprecio; de ahí que se podrá fomentar el apoyo entre colaboradores, resolver efectivamente los conflictos que se presenten, incentivando las actitudes maduras y constructivas, llegando al punto de que este conjunto de comportamientos generen un adecuado sentido de pertenencia, no solo hacia la organización, sino también dirigida a todos los que forman parte de ella.

Las relaciones no son sanas cuando el miedo es la principal emoción que se vive o en donde la forma de mantener una armonía es cediendo a cada paso, diciendo “sí” a todo sin importar a qué o sobre quién se pueda pisar en el camino. El autoritarismo o la insubordinación son dos extremos que nos llevan a una relación nociva en el ámbito laboral.

¿Qué pasa con los límites?

En las relaciones laborales, la reciprocidad y el respeto son factores importantes. En cualquier puesto de trabajo se debe promover la cordialidad entre los colaboradores, pues este junto con el autoconocimiento son la base para establecer los “límites saludables”.

Los límites pueden definirse como una frontera entre las relaciones interpersonales, cuyo objetivo es hacer notar el respeto a las necesidades particulares, gustos, preferencias o la disposición que se tiene hacia cierto tipo de acciones.

Dentro de las organizaciones, la definición de límites juega un papel fundamental. Estos deben establecerse con reciprocidad, en donde el patrón puede fijarlos, pero los trabajadores también pueden pedir que se honren los propios, los cuales se basarán en el autoconocimiento de las necesidades, entendiendo que el límite de una persona termina con el comienzo del límite de otra.

Un ejemplo claro de esto se da cuando se pide una obediencia absoluta al reglamento interno, pero sin considerar los derechos de los empleados, sometiéndolos a una sobre exigencia, a actividades fuera de horario, multitareas y al acatamiento a través del miedo; esto es, generarles el temor de perder su trabajo si no están de acuerdo.

Ante situaciones de estrés y manipulación emocional, una persona puede empezar a enfrentar un estado de alerta por querer protegerse de algún tipo de intrusión, lo que puede causar malestares de cualquier tipo, por ejemplo, físico, emocional o mental, y entornos de desconfianza e inseguridad.

Con ello, comenzarán a presentarse síntomas físicos del estrés como: dolores de cabeza, malestar estomacal, inflamación, etc.

Un individuo, en esta situación, terminará claudicando, no por la falta de capacidad, habilidad o conocimiento, sino porque el cuerpo y la mente exigirán mantener lo más importante: su supervivencia; por ende, puede afirmarse que existe una relación muy estrecha entre la salud y el trabajo.

Como se señala, la base del adecuado establecimiento de límites es el autoconocimiento. Comprender cuáles son las necesidades individuales y grupales ayuda a que los límites sean fijados con objetividad y autocuidado; por ejemplo:

  • empezar a definir claramente los horarios laborales y ser respetados por uno mismo, para que también se acaten por parte de los compañeros o líderes de la organización
  • priorizar actividades o aprender a delegar con la finalidad de evitar el agotamiento. Esto significa decir “no” a tareas que puedan exponer el cuidado personal o afectar el rendimiento, ya sea para realizarlas o asignarlas; es decir, también se debe observar si un compañero de trabajo está llegando a un límite
  • tomar y asignar descansos regulares para mantener un equilibrio entre lo laboral y la vida personal. Asimismo, es importante reposar durante la jornada laboral, para despejar al trabajador de la carga de estrés y motivar un estado de incubación cerebral; esto es, dejar que las ideas se queden desarrollando en segundo plano hasta tener una nueva perspectiva que lleve a la solución, y por ello, a la creatividad, y
  • comunicar francamente los límites a los compañeros o directivos de la empresa antes de la generación de problemas

Al tener claros los límites, tanto de colaboradores a jefes y viceversa, se promueve el cuidado del tiempo, energía y se puede alcanzar una mayor satisfacción laboral, pues como lo menciona Richard Branson: “si cuidas a tus empleados, ellos cuidarán a tus clientes”.

Por lo tanto, lo ideal es que la protección y el respeto de los límites y de las necesidades se cuide desde todos los niveles, pues el más alto debe ser un parteaguas que ayude y enseñe a replicarlo en toda la corporación.

¿Cómo debe ser la comunicación entre los integrantes?

Como se mencionó, parte importante del establecimiento de los límites y el cuidado de las necesidades de cada persona o de la organización, es poder transmitirlos efectivamente. Esto conduce a la promoción de la comunicación asertiva, con el objetivo de poder expresar con precisión lo que las personas necesitan entender.

Lo anterior evita las grandes manipulaciones que se viven en el ambiente laboral, a veces desde un “positivismo tóxico” o de un sometimiento. El primero, por medio de frases a veces pasivas agresivas, como: “debes ponerte la camiseta de la empresa”, “es por todo el equipo”, “te vas a sentir más feliz cuando apoyes”; y el segundo con expresiones como: “podemos ver que tu trabajo no te importa porque no te quedas horas extras”, “si tu prioridad no es este trabajo, quizá debamos considerar a las personas que están en espera de ocupar tu lugar”, “cuando tienes interés se nota, hay muchas personas que se esfuerzan más que tú, se quedan más tiempo o hacen más”.

Estos comportamientos denotan una comunicación no asertiva, porque solo se expresan “insinuaciones” que llevan una gran connotación de menosprecio, lo cual puede llevar a la persona a una sobre exigencia y a una baja autoestima.

No siempre hacer las cosas o cumplir con lo que se debe por la necesidad del trabajo o el miedo a perderlo es el mejor camino para cumplir las metas, no solo personales sino de la organización.

Además, un sentido de pertenencia no se genera desde la manipulación, es más probable que este se dé y mejore cuando la comunicación es honesta, abierta y bidireccional, con el fundamento de asertividad. Esto fomenta la confianza, la colaboración, el respeto y la lealtad.

Al establecer una correcta comunicación también damos oportunidad a la negociación, pues no siempre un “no” resulta ser un absoluto, en ocasiones puede reconsiderarse si se expresan las necesidades apropiadamente, aceptando o rechazando una solicitud desde el motivo correcto. Por otro lado, existe lo que conocemos como “no negociables”, estas son aquellas situaciones infranqueables y no transaccionales; sin embargo, es importante que también sea por el motivo correcto, para ello acudimos a los límites.

¿Cómo detectar conductas tóxicas y erradicarlas?

En la actualidad va en aumento el número de personas con rasgos narcisistas que ocupan puestos de autoridad, en donde tienen libertad de movimiento para someter a otras a sus deseos, más a allá de las necesidades de la organización, utilizando métodos de manipulación, que, aunados al miedo, poco autoconocimiento o baja autoestima de un colaborador, se llega a convertir en un círculo vicioso que merma las relaciones laborales.

Se debe considerar que cualquier persona puede ser víctima de alguien con rasgos narcisistas, pues tienen una gran capacidad de adaptabilidad, que no es utilizada siempre para algo bueno.

Puede pensarse que si un empleado con rasgos o trastorno de personalidad narcisista ocupa un puesto de autoridad es irrelevante; no obstante, estas personas, a lo largo de su vida, causan un daño emocional directamente a 60 personas (por lo menos), este número aumenta drásticamente cuando tienen colaboradores a su cargo.

Es muy difícil que una persona con rasgos narcisistas esté consciente de su problema, pues cree en la propia idealización de perfección, en donde no habrá nadie más que sepa o sea mejor que él.

Esto es negativo para las empresas, porque los empleados que ejercen manipulación por tener o no rasgos narcisistas, se alimentan de su conocimiento sobre cómo infligir dolor, malestar, humillación y sometimiento a los demás. Entre más pueda ejercer este poder, menos deseará dejar de hacerlo y se volverá un círculo adictivo de estrés y de temor constante para quien lo sufre.

Esta es una de las variadas razones por las que se desarrollan conductas tóxicas en el ambiente laboral, y para detectarlas es importante tener un amplio autoconocimiento y establecimiento de los límites, para no permitir los maltratos o comentarios poco apropiados por miedo al rechazo, a la exclusión o a la terminación del vínculo laboral. Asimismo, es relevante detectar, como se vio anteriormente, aquellas frases que pueden ser un intento de manipulación.

El miedo es el arma más poderosa para dominar, pero si una persona tiene conocimiento de sí misma, de su trabajo y de los comportamientos que no permitiría en su vida, tendrá más medios para defenderse y evitar los desgastes emocionales que vienen con el estrés y la carga de trabajo, disfrazada de productividad y efectividad.

Por otra parte, son importantes las actividades preventivas, como una correcta selección del personal (dependiendo del puesto a ejercer), sobre todo de quienes tendrán colaboradores a cargo, pues una mala decisión puede tener un impacto significativo en el funcionamiento de la organización, a veces perdiendo personal de alta capacidad, conocimiento y habilidad, por no ser del agrado de alguien que busca su beneficio por encima de las metas de la corporación.

Conclusión

Las relaciones humanas, desarrolladas de forma saludable, no deben ser un lujo o un valor agregado en un centro de trabajo, sino una necesidad más a cubrir y quizá una de las más importantes, pues los colaboradores se convierten en el recurso más delicado con el que se cuenta.

Fomentar el respeto, el autoconocimiento, la validación, la comunicación asertiva y el establecimiento de límites saludables son factores que pueden llevar a una organización a un gran éxito y avance, pero no se logrará solo con la predicación de los preceptos, sino que debe buscarse la implementación desde todos los niveles y todo el tiempo, no como un evento excepcional, sino como un nuevo hábito funcional.

Detectar qué tipo de relación se vive en el entorno laboral es el primer gran paso para poder empezar a implementar cambios y mejoras, pero se requiere de un gran compromiso y dedicación para lograr una transformación que se convierta en una filosofía o en parte de los valores de la empresa, considerando que las recompensas serán muy grandes; el sentido de pertenencia se verá incrementado por el respeto y el valor otorgado a cada persona como ser humano, más allá de considerarse solo como un empleado. Los individuos que no compartan los ideales de estas relaciones sobresaltarán y será más sencillo poder evitar la contaminación de lo que se ha logrado.

No existe en una organización, capital más importante que el humano, porque no son solo colaboradores, son vidas las que se están impactando. Este es un buen momento para empezar a cuidarlas.

* Nota del editor: Las opiniones vertidas por el especialista no necesariamente reflejan la ideología de la publicación