Pudiera parecer que el ritmo económico en el mundo hace que el estrés y otros problemas de salud mental sean, prácticamente, inevitables; no obstante hay unas llamadas Zonas azules: regiones del mundo donde las personas viven significativamente más tiempo y con mejor calidad de vida, que su fama deriva, entre otras cosas de la importancia que le dan a la salud mental.
En ese sentido, MiMente destacó que es fundamental reflexionar sobre cómo estas zonas del planeta ofrecen un modelo inspirador que prioriza el bienestar emocional y puede ser adaptado por las organizaciones en México.
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Detalló que en Okinawa, Japón, la filosofía del "ikigai" -la razón de ser- impulsa a las personas a encontrar propósito en su vida diaria. Esta búsqueda de significado fomenta relaciones interpersonales significativas y por ende, reduce el estrés y la ansiedad.
Por su parte, en Cerdeña, Italia la población en general pone énfasis en las relaciones familiares y comunitarias, lo que fortalece el bienestar emocional de las personas. Las empresas que quieran replicar estos modelos deben fomentar un ambiente que promueva la conexión entre sus colaboradores, lo que puede lograrse a través de actividades sociales, grupos de afinidad y espacios de diálogo abierto.
Subrayó que el costo de la ignorancia emocional en las empresas es invisible, pero devastador, es decir, por cada peso que creemos ahorrar no invirtiendo en salud mental, perdemos diez más en productividad, ausentismo y rotación.
¿En México no importa la salud mental?
Mientras que Mimente destacó prácticas de países en los que el bienestar es primordial, en México el gobierno pareciera no tenerlo tan claro, de acuerdo con una investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) el presupuesto asignado a la salud mental no solo está por debajo de lo que recomienda la OMS, sino que además de 2016 a 2024 este se ha reducido.
En el documento ‘Salud mental. Presupuesto y política nacional’, el CIEP refirió que el presupuesto asignado a salud mental en 2024 es de 3 mil 819.4 mdp, lo que representa el 1.3% del total en salud, cifra muy por debajo del 5% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, los recursos ejercidos en 2023 presentan una reducción del 7.9% respecto a 2016.
Si bien reconoció que el presupuesto asignado en 2024 presenta un aumento del 7.3% respecto al año anterior, también advirtió que este incremento sigue siendo insuficiente para cerrar la brecha que existe en comparación con las recomendaciones internacionales. Por lo que México necesitaría triplicar su inversión actual para alcanzar los niveles óptimos de atención.
"La salud mental es un pilar fundamental en la vida de cada persona y en el bienestar de una comunidad en su conjunto. Una inversión estratégica con un aumento significativo podría reducir los costos económicos y sociales derivados de los trastornos mentales. Es imperativo que las políticas públicas prioricen la salud mental como un tema crucial para el bienestar de toda la población", puntualizó.
Ante este panorama refirió que el Proyecto de Nación 2024-2030 incluye el Programa Nacional de Salud Mental como una de sus iniciativas clave, el cual pretende que todas las personas tengan acceso a la atención en salud mental con un enfoque en jóvenes, adultos mayores y víctimas de violencia. Además de crear entornos saludables en escuelas, hogares y comunidades, para el bienestar mental desde la infancia.
Pero habrá que observar si el Paquete Económico del siguiente año y los subsecuentes para determinar si este programa contará con los recursos suficientes para operar, finalizó el CIEP.