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Una de las posturas en contra del aumento al salario mínimo es el alza en los costos laborales que esto implicaría
El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) se instaló en sesión permanente con la finalidad de deliberar, entre otros temas, el incremento de los salarios mínimos generales y profesionales vigente a partir del 1 de enero de 2026.
Tras la celebración de su última Sesión Ordinaria del año, en la que la Dirección Técnica presentó el Informe Anual sobre el Comportamiento de la Economía, donde se analizan las variaciones en el costo de vida, las condiciones del mercado laboral y las estructuras salariales, así como otras variables económicas de interés.
“Con todos estos elementos se realizará la discusión para definir el monto de incremento”, destacó la Conasami en un comunicado.
Cabe recordar que la política salarial de los Gobiernos de la Transformación ha logrado una recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo de 129.4% entre diciembre de 2018 y octubre de 2024, al pasar de 88.36 a 278.80 pesos diarios.
En ese sentido, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anticipó que el objetivo del Gobierno de México es alcanzar a 2030 un salario mínimo equivalente a 2.5 veces la Línea de Pobreza por Ingresos Urbana (LPIU), buscando en todo momento la construcción de acuerdos y consensos con los sectores que integran al Consejo de Representantes de la Conasami para llegar a dicho nivel.
¿Aumentarán los costos laborales?
Una de las posturas en contra del aumento al salario mínimo es el alza en los costos laborales que esto implicaría, de acuerdo con un comunicado del despacho Pérez Correa, el alza al salario mínimo podría incrementar los costos laborales entre un 3 % y un 6.5 % para micro y pequeñas empresas, lo que podría traducirse en un golpe considerable a su liquidez.
En la misma dirección, un análisis de El Financiero señaló que los efectos ya son una preocupación para algunos sectores al cierre de 2025, por ejemplo, las tiendas departamentales, que a pesar de registrar alzas en sus ventas, tuvieron una disminución en su utilidad neta y flujo operativo de hasta 29%.
“Las principales presiones provinieron de un incremento de 11.5 por ciento en gastos de operación, impulsado por ajustes al salario mínimo y servicios intensivos en mano de obra, así como también de una provisión para cuentas incobrables de mil 359 millones asociada al crecimiento del crédito”, señaló José Roberto Solano gerente de análisis de Grupo Monex para el medio de comunicación en comento.