En crisis el empleo juvenil

Es indispensable crear un ambiente mundial sostenible en donde los jóvenes aprovechen y desarrollen sus potenciales

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 .  (Foto: IDC online)

Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en coautoría con Raymond Torres, director del Instituto de Estudios Laborales de la OIT, la población que más ha resultado afectada por la recesión económica es la de los jóvenes (personas entre los 15 y 24 años).

Esto es preocupante a nivel mundial, porque de no tomarse las medidas necesarias, se pondría en riesgo la cohesión social en las naciones, específicamente en los ámbitos de exclusión, vulnerabilidad a conductas antisociales (delincuencia, incluyendo la incorporación al narcotráfico), tensión generalizada y desaliento para continuar preparándose profesionalmente, situaciones que agravarían a mediano plazo las condiciones socio-económicas globales.

Desde el inicio de la crisis económica, la tasa de desempleo entre la población juvenil ha aumentado en más de un 7%, siendo este porcentaje el más brusco registrado en los dos últimos años, ubicándose actualmente por arriba del 21%, siendo así los jóvenes que carecen de educación profesional y de experiencia laboral los más vulnerables.

Por ello, una buena parte de países han ejecutado acciones para apoyar a la juventud, como:

  • promover la educación y formación, para evitar el abandono prematuro de estudios
  • apoyar la búsqueda de empleo, mediante programas de activación y subsidios
  • generar proyectos de asistencia empresarial, y
  • crear programas especiales para los jóvenes que no estudian, ni están en el mercado laboral

Sin embargo, para que estos esquemas funcionen adecuadamente, precisan de una sólida capacidad institucional, mediante servicios públicos de empleo eficientes, formación o eliminación temprana de desventajas en materia de ocupación, de ahí que el déficit presupuestario en esos gobiernos generen serias dudas respecto a su continuidad.

Para la OIT, la recomendación para atender estas dificultades estriba en establecer estrategias coherentes que entremezclen las políticas macroeconómicas de apoyo para realizar transiciones consolidadas de la escuela al trabajo, con las ayudas para desempleados o quienes estén en peligro de caer en la exclusión social.

Por lo pronto, el reto mundial es crear un ambiente sostenible en donde los jóvenes puedan aprovechar y desarrollar sus potenciales a largo plazo para el bienestar personal y el de la sociedad en general.