De las cuentas que registran las administradoras de fondos para el retiro (afores), menos de 1% son de trabajadores independientes, es decir, aquellas personas que no están afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ni al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), pero realizan aportaciones a su ahorro pensionario.
Al cierre del primer cuatrimestre, las 10 afores que conforman el mercado registraron 63 millones 799,865 cuentas, de las cuales 312,873 son de trabajadores independientes, lo que representa 0.5% del total, de acuerdo con información de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).
Los trabajadores independientes laboran sin tener un contrato con una empresa como el caso de algunos dentistas, abogados o freelancers que, si bien pagan impuestos, no tienen acceso directo a prestaciones como la seguridad social, crédito de vivienda y cuenta de ahorro para el retiro.
Alejandra Macías, coordinadora de Pensiones del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP), indicó que uno de los principales problemas a los que se enfrentan este tipo de trabajadores es que no tendrán acceso a una pensión mínima garantizada.
“Si bien, los trabajadores independientes pueden inscribirse a una afore y hacer ahorro voluntario, no tienen IMSS, entonces, no tendrán derecho ni a la pensión mínima garantizada que da el gobierno”, expuso.
Detalló que, un trabajador que cotiza para el IMSS y logra las 1,250 semanas requeridas, tendrá derecho a una pensión. Pero si esa pensión es de 2,000 pesos, el gobierno lo apoyará con 1,080 pesos para que pueda tener la pensión mínima garantizada de 3,080.4 pesos.
Para la investigadora del CIEP, si bien los trabajadores independientes pueden tener su cuenta de afore, no es la opción que más les conviene, pues las comisiones que cobran son altas y los rendimientos que se dan en el ahorro voluntario no son tan buenas.
Incluso, mencionó que, un trabajador dentro del mercado laboral, con las aportaciones que hace a su afore, más las contribuciones que hacen su empresa y gobierno, su pensión sería 30% menor de su último salario.
No hay espacio fiscal para incentivos
Macías consideró que el poco espacio fiscal que se tiene limita al gobierno federal para crear políticas que incentiven el ahorro para el retiro.
“Antes, el ISSSTE tenía su programa de ahorro, donde por cada peso que ahorraba el trabajador, el gobierno aportaba otra cantidad, pero ya no hay espacio fiscal para hacer este tipo de incentivos”, reiteró.
Concluyó que la poca educación financiera que se tiene en el país y los salarios bajos que perciben la mayoría de los trabajadores generan un panorama deprimente para que el trabajador pueda tener consciencia de su pensión.
Con información de El Economista.