Una vez que ingresas a un empleo formal, el 6.5% de tu salario se deposita en una cuenta individual llamada Afore, ese dinero, al terminar tu vida laboral se convertirá en tu pensión.
Sin embargo, lo que tú aportas no es lo único que define los recursos con los que vivirás en la vejez, hay otros factores que lo determinan, como los rendimientos y las comisiones.
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Primero que nada hay que entender que las Administradoras de los fondos para el retiro (Afore) son instituciones financieras que invierten el dinero de los trabajadores en distintos instrumentos con la finalidad de obtener rendimientos y por esta gestión cobran una comisión.
Una vez comprendido esto, podemos calcular la pensión que recibiremos. De acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Afores (Amafore), las aportaciones significan el 69.3% de la asignación, los rendimientos 29.3% y las comisiones 1.3%.
Actualmente, la ley establece que todos los trabajadores deben ahorrar el 6.5% de su salario, con lo que se estima, una vez cumplidas las semanas de cotización para que se retire, recibirá una cuarta parte de su ultimo salario para vivir el resto de sus días.
Al respecto organismos nacionales e internacionales advierten que esta tasa de recuperación no es suficiente y recomiendan que, debido al fuerte porcentaje que representan las contribuciones, el porcentaje por ley se debería elevar a entre 13% y 18% para llegar a un 70% del último ingreso.
Por lo que el gobierno mexicano aperturó la posibilidad de que los trabajadores depositen voluntariamente dinero a su Afore, en tiendas de autoservicio, bancos o una aplicación móvil, de manera que el monto de su ahorro crezca.
Asimismo, académicos refieren que se debe transitar a un sistema pensionario en el que se combinen las cuentas individuales con un fondo manejado por el gobierno, que compense las bajas tasas de reemplazo.