COVID mostró la urgencia por invertir en sistemas de salud de AL

En promedio, el gasto en salud, si bien creció en los últimos años, es de apenas el 25% del gasto per cápita que exhiben los países de la OCDE

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 .  (Foto: iStock)

Se necesitan más inversiones para enfrentar las presiones sobre el sistema de atención a la salud, exacerbadas por la COVID-19, incluidos los servicios de salud mental, y sentar las bases para una mejora de los resultados en términos de desarrollo humano y crecimiento económico, precisó el Banco Mundial. 

“La pandemia demostró que los sistemas de salud deben contar con financiación suficiente y ser capaces de enfrentar shocks y sobrecargas”, dijo Juan Pablo Uribe, director global de Prácticas de Salud, Nutrición y Población del organismo internacional.

De acuerdo con el documento “Construyendo sistemas de salud resilientes en América Latina y el Caribe: Lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19”, publicado por el Banco Mundial, muchos países de la región implementaron servicios remotos de salud y telemedicina los cuales pueden aprovecharse y servir para impulsar una serie de reformas que logren mayor resiliencia en el sector salud. 

“A pesar de las mejoras en atención de la salud de los últimos 30 años, la pandemia de COVID-19 se encontró con una región que enfrentaba una multiplicidad de desafíos sistémicos. La mayor parte de los sistemas de salud en ALC tienen un desempeño más bajo que el promedio para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La fragmentación de la atención de la salud es una de las principales causas de malgasto en la región, derivando en duplicación de tareas, reduciendo de forma significativa la eficiencia del sistema y exacerbando las desigualdades”, resaltó el organismo.

En promedio, el gasto en salud, si bien creció en los últimos años, es de apenas el 25% del gasto per cápita que exhiben los países de la OCDE, ajustado por poder adquisitivo.

El Banco Mundial aseguró que la escasa capacidad de los sistemas de salud también perjudicó la respuesta de los diferentes países para hacer frente a los shocks y picos de demanda, en tanto la inversión insuficiente en salud pública registrada antes de la pandemia dejó a los sistemas de salud de ALC con un muy bajo nivel de preparación. 

La región tuvo una de las tasas más altas a nivel de mundial de mortalidad y exceso de mortalidad a causa de la COVID-19, mientras que la pandemia derivó en un aumento significativo de las enfermedades mentales.