Durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, 22.7 millones de personas perdieron su afiliación a alguna institución de salud y 15.7 millones dejaron de asistir a las instituciones del sistema público, como hospitales generales e institutos del gobierno federal, indicó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Destacó que el desmantelamiento del seguro popular significó que, en 2020 en medio de la crisis por el Covid-19, casi 16 millones de personas perdieran su acceso a servicios de salud, cifra que prácticamente se duplicó para 2022 como resultado de la evidente ineficiencia del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).
Refirió que la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023 la demanda de servicios médicos en farmacias privadas aumentó en 9 millones de personas y la atención en clínicas y hospitales privados creció en 9.8 millones. Los datos disponibles de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), por su parte, señalan que entre 2018 y 2022 el gasto de los hogares en salud aumentó 30.9%.
“Ante la necesidad de reestablecer y mejorar los servicios de salud, en 2021 el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su deseo de tener un sistema de salud semejante al de Dinamarca, que es uno de los más eficientes del mundo, estableciendo como fecha para lograrlo marzo de 2024. Sin embargo, el objetivo no se cumplió y aún nos mantenemos muy alejados de cualquier parecido con el sistema de salud danés”, señaló.
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El sistema de salud mexicano, ¿el más caro?
El CEESP indicó que uno de los mayores problemas del país en materia de salud es la cantidad de recursos que se canalizan para su funcionamiento. Con base en las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2022 el gasto en salud de México como porcentaje del PIB representó el 5.5%, mientras que en Dinamarca fue de 9.5%. Esto ubica a nuestro país en el penúltimo lugar del ranking de los países de la OCDE.
Un tema fundamental es el origen del financiamiento del servicio de salud, toda vez que puede representar un costo importante para las familias. Mientras que en Dinamarca el 84% del financiamiento tiene su origen en esquemas gubernamentales, en México sólo 24% se financia a través de esta fuente.
En este contexto se consideran dos indicadores: la tasa de mortalidad por causas prevenibles, que son aquellos que pueden evitarse mediante políticas eficaces de salud pública y prevención, y la tasa de mortalidad por causas tratables, que pueden evitarse a través de intervenciones sanitarias oportunas y eficaces.
Mientras que en México la tasa de mortalidad por causas prevenibles, -tasa estandarizada por edad por cada 100 mil habitantes-, fue de 435 en 2021, en Dinamarca fue de 120. En cuanto a la tasa de mortalidad por causas tratables, en México se ubicó en 230 y en Dinamarca en 54. En ambos casos nuestro país ocupa el último lugar entre los países de la OCDE. Sin duda queda en evidencia la baja eficacia del sector salud en nuestro país y lo lejos que estamos del sistema danés.
“Evaluar la eficacia de la salud pública a través de indicadores de mortalidad evitable como lo hace la OCDE, es fundamental para establecer políticas de prevención y atención más eficientes cuando se busca reducir las muertes por diversas enfermedades”, explicó el CEESP.