Solo 17 estados de la república cuentan con una normatividad específica sobre violencia obstétrica, por lo que la diputada Edith Anabel Alvarado Varela (PRI) exhortó a las instituciones de salud a implementar acciones para erradicar este abuso que padece el 25 % de las mujeres embarazadas.
Una modalidad de violencia que afecta a las mujeres de manera constante, pero silenciosa, es la obstétrica, entendida como la ejercida por el profesional de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres.
Los tratos negativos a las mujeres van desde el menosprecio de sus sentimientos, pasando por el despojo de elementos significativos en el trabajo de parto, hasta no permitirles acciones como caminar, estar acompañadas o aplicarles procedimientos innecesarios y,en un extremo, esterilizarlas sin su consentimiento.
Alvarado Varela alertó que el panorama en esta materia es muy desolador, ya que las propias autoridades no dan la debida importancia y llamó a que el Sistema Nacional de Salud colabore con las instituciones de educación superior que imparten las carreras de medicina y enfermería, para fomentar entre los estudiantes la necesidad de eliminar la violencia obstétrica en los hospitales.
“Las agresiones ejercidas por médicos, enfermeros o camilleros se agudizan cuando las mujeres no tuvieron control prenatal y llegan al parto sin información previa, por lo que se les responsabiliza de las complicaciones que pudieran presentar ellas y sus bebés”, denunció la legisladora.
Esta clase de violencia se expresa mayoritariamente en trato deshumanizado hacia la mujer embarazada y en múltiples manifestaciones que resultan amenazantes en el contexto de la atención de la salud sexual.
La cifra podría ser mayor debido a que no existe un registro oficial sobre este tipo de violencia y muchas conductas no son vistas por ellas como afectación a sus derechos humanos.
Muchas, incluso piensan que “mientras menos se quejen, se les atenderá mejor en los hospitales”; de igual forma la mayoría no sabe dónde reportar este maltrato, y en otras ocasiones temen denunciarlo para evitar que posteriormente se les niegue la atención.