¿Lidiar con uno o varios? Dilema de los acuerdos bilaterales o multilaterales

Cuál es la tendencia al celebrar instrumentos comerciales internacionales, en el marco socio económico actual

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 .  (Foto: iStock)

Normalmente convenir con una persona en un punto siempre será mucho más sencillo que hacerlo con un grupo (dos o más individuos) pero es sabido que la regla general suele tener sus excepciones, si trasladamos esto a la esfera del comercio internacional existen diversos escenarios posibles que apunten tanto beneficios como perjuicios de un acuerdo bilateral o de uno multilateral.

Los acuerdos comerciales suelen ser guiados muchas veces por la política internacional que aplican los gobernantes en turno de cada país. Desde tiempos remotos las naciones han hecho acuerdos con sus similares para preservarse sobre sus enemigos, enriquecerse, y en sí para subsistir, pues el comercio es una herramienta indispensable de supervivencia.

Al dar un vistazo a nuestro entorno externo, surge la inquietud de si en estos tiempos difíciles es más conveniente celebrar acuerdos bilaterales o multilaterales. La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) provocó que dicha alianza se cimbrará y muchos pronosticarán el final de sus días, aunque el panorama luce por ahora bastante nebuloso en ese aspecto.

Si bien la salida británica será paulatina y el rubro comercial estará variando constantemente, debemos sumar que la actual administración de los Estados Unidos de América (EUA) es tan visceral que un día privilegia el bilateralismo y castiga el multilateralismo y al siguiente celebra y opta por el aislacionismo. A continuación, veremos algunos pormenores de lo que son los acuerdos bilaterales y multilaterales en nuestros días, su conveniencia o no.

Panorama

Con unas pocas semanas de diferencia, el gobierno del presidente Donald Trump desestimó el tambaleante Acuerdo Transpacífico, así como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TPP, por sus siglas en inglés) y anunció sus intenciones para renegociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) con Canadá y México.

Los asesores del nuevo gobierno, que tienen al frente al economista Peter Navarro, sostienen que una mayor dependencia en los acuerdos comerciales bilaterales, y no multilaterales, permitirá a los negociadores americanos crear cláusulas que propicien el mayor beneficio para los exportadores y consumidores locales. Es por ello, que surge el cuestionamiento sobre si los argumentos para apoyar esa estrategia tienen más pros que contras.

Gary Hufbauer, investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional apunta que los acuerdos comerciales bilaterales vienen siempre acompañados de problemas, requieren mucho tiempo y, probablemente, incluso más en este caso, ya que los requisitos del gobierno de Donald Trump son significativamente mayores que en los acuerdos de libre comercio anteriores. Añade que dicha administración quiere que los otros países cedan de tal manera que terminen concediéndolo todo, y más demandas significan más tiempo de negociación; adicionalmente a que todo acuerdo bilateral nuevo debe ser ratificado por el Congreso de EUA; se está usando un bien valioso aquí, que es el tiempo que el Congreso dedica al proceso de ratificación, que es largo y en el que se debe preparar a los congresistas para llevarlo a cabo.

No obstante, ciertos acuerdos multilaterales se han transformado en engorrosos y largos, como señala Mauro Guillen, profesor de Gestión de Wharton, quien argumenta al respecto que estos acuerdos corren el riesgo de tratar mejor a algunos países que a otros; lo cual hace EUA con los tratados de libre comercio con Colombia, Corea del Sur e Israel, la pregunta sería saber si estos acuerdos bilaterales versarán sobre el libre comercio o favorecer a algunas naciones por encima de otras. Es así que tanto negociadores y empresas que dependen de los planes bilaterales para el acceso a mercados pueden considerarlos más manejables.

Otra desventaja para los acuerdos bilaterales, según Gary Hufbauer es que pueden traer consigo cláusulas que difieren ligeramente entre sí en cuestiones tales como, por ejemplo, el comercio digital o las empresas digitales o las compañías estatales; al final se termina con una serie de acuerdos más confusos con los que las organizaciones tienen que lidiar en relación con cada país.

Por ejemplo, EUA tiene una serie de tratados bilaterales poco conocidos como lo son los fiscales, en estos los socios analizan el acuerdo anterior y quieren un mejor tratamiento que en todos los previos. Esta es una exigencia constante y si no se consigue la reacción puede ser que se perciba que no hay una igualdad de trato entre países.

Sin embargo, Hufbauer agrega que la gran ventaja de los acuerdos bilaterales desde la óptica del presidente Trump es que los EUA, al ser un pez gordo, puede obtener más de los socios con quienes tiene acuerdos bilaterales que con aquellos con los que mantiene multilaterales. Lo anterior es posible; pero nos lleva de nueva cuenta al argumento de igualdad de trato.

TLCAN

A fines de abril, Trump ya no mostraba una animadversión total a los pactos multilaterales, en este caso el rechazo y destrucción total del TLCAN parecía una opción menor. Todas las señales apuntaban hacía una renegociación selectiva de los términos del acuerdo; parte de un proyecto de propuesta que circulaba por el Congreso, obra de la oficina del Representante de Comercio, indicaba que los EUA mantendrían la mayoría de las disposiciones controversiales, entre ellas la de incluir un panel arbitral que permite a los inversores en los tres países sortear los tribunales locales para resolver pugnas del orden civil, siendo esta una de las medidas que los críticos habían cuestionado por vulnerar supuestamente la soberanía.

Es probable que EUA también quiera renegociar el acuerdo suscrito en 2012 con Corea del Sur. El vicepresidente norteamericano, Mike Pence ha asegurado que la relación comercial entre ambas naciones requiere de un cambio, pues las empresas estadounidenses se enfrentan a muchas barreras para ingresar en ese país, lo que inclina la balanza en contra de los trabajadores americanos.

Hufbauer indica que los comités del Congreso de los EUA van a cuestionar a las autoridades comerciales sobre lo que esperan obtener de Canadá y México con la renegociación del TLCAN en los próximos meses; posteriormente a ello, iniciará el proceso y una vez desencadenado este, en 30 o 40 días, el próximo objetivo de negociaciones sería Corea.

Los responsables en la renegociación tendrán mucho que hacer. Expertos predicen que acuerdos bilaterales futuros podrían estar cerrados con Japón y con Reino Unido y su negociación no sería nada sencilla. En el caso británico, Hufbauer señala que no se sabrá en realidad hasta que se haya completado la salida de la Unión Europea, lo cual puede durar dos años o más, cuando el gobierno de Trump ya se encuentre a mitad de su mandato. Por lo que hace a los nipones, su primer ministro Shinzo Abe es muy prudente en sus relaciones con EUA porque conoce la mentalidad de los estadounidenses y es consciente de que se busca que Japón abra su agricultura mucho más de lo que estaba dispuesto a hacerlo con el TPP.

TPP

Sus defensores argumentan todavía que una de las grandes virtudes del acuerdo entre las 12 naciones era la apertura del mercado japonés a las exportaciones norteamericanas de manera tal que Japón estaba dispuesto a tolerar únicamente porque el TPP se comprometía a mejorar el acceso de los exportadores nipones a los mercados de otros miembros del acuerdo de Asia y América Latina. ¿Será posible obtener un resultado similar o mejor en un acuerdo bilateral? Parece ser que el enfoque es demasiado específico, casuístico y no integral.

La región de Asia-Pacífico es un mercado importante para empresas americanas y por ello es indispensable que el gobierno de los EUA busque otra estrategia para seguir abriendo mercados y garantizar que sus compañías puedan competir con estos mercados y tener acceso a ellos. La estrategia multilateral tiene ventajas, pues permite reunir varios países a la vez; las numerosas industrias norteamericanas obtienen beneficios del sistema de comercio basado en reglas globales.

Conclusiones

Bajo este contexto puede que a EUA le conviniera más el TPP que un acuerdo bilateral simple con Japón; sin embargo, Trump afirmó que este acuerdo era un total desastre, al final los otros 11 signatarios tendrán que ratificarlo lo cual puede no suceder durante meses e incluso no antes de finalizar este año. EUA estará fuera, pero no hay que excluir la posibilidad de que en 2019, 2020 o antes (teniendo en cuenta el carácter volátil del actual mandatario norteamericano) firmen un acuerdo bilateral con Japón, posiblemente enriquecido con la apertura de los mercados domésticos nipones y un poco más de participación del sector agrícola. No sería extraño que después otros países se sumen a ese convenio, la esfera global suele ser muy cambiante y escenarios de esa índole no son tan descabellados. Lidiar con uno o con varios es difícil y por demás complicado cuando se tiene a un personaje visceral como el actual presidente norteamericano.