Por desagradable que pudiera ser el tema, e independientemente de las cuestiones migratorias, consulares, administrativas, sanitarias, etc., cuántas veces nos hemos puesto a pensar sobre el tratamiento que la Ley Aduanera otorga a las personas que fallecen en el extranjero, y deben ser trasladadas a México.
Entonces, la pregunta obligada, ¿el cadáver, inclusive el ataúd o urna que lo contiene, es o no una mercancías?
No lo son, ello porque la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación (LIGIE) no los considera como tal; por tanto, no están gravados con el impuesto general de importación (Regla 9a inciso d, Complementarias para la aplicación de la LIGIE, fracc. II, arts. 2o., LIGIE; y 61, Ley Aduanera).
Sin embargo, si debe haber un proceso en la aduana, que involucra al verificador, la agencia funeraria y al personal administrativo.
En caso de una aduana interior, se presentan los restos humanos junto con la documentación (guía aérea, trámite sanitario, certificado de muerte y registro ante consulado); se registran en libro de gobierno estos. Los restos son ingresados a la máquina de rayos x para revisar inconsistencias en densidades o irregularidades (Manual de Operación Aduanera).
