Este 7 de julio de 2018 se inició formalmente la guerra comercial entre Estados Unidos y la República Popular de China luego de que la administración del presidente Donald Trump impusiera aranceles al país asiático por 34,000 millones de dólares (mdd).
China, por su parte, respondió a la medida mediante la implementación de impuestos que afectarán especialmente a la industria agropecuaria de Estados Unidos, en estados que votaron por Trump durante las elecciones de 2016, incluidos los productores de soya y maíz, a la vez que perjudicaran la industria de cárnicos como pollo y puerco.
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“A fin de defender los intereses centrales del país y los intereses del pueblo como estamos siendo forzados a tomar represalias”, señaló en Beijing el Ministerio de Comercio.
A su vez, el presidente estadunidense reiteró la víspera que los aranceles punitivos serán complementados en las próximas dos semanas con 16 mil millones de dólares (mmdd) adicionales de sanciones económicas contra China.
Y recalcó que la Casa Blanca alista una segunda generación de aranceles por 16 mmdd que en este momento son objeto del proceso regular de consultas públicas, que se espera sea completado durante la segunda quincena de julio.
“Y después como ustedes saben tenemos 200 mmdd en suspensión (…) así que tenemos 50 (mil millones de dólares), más 200 (mil millones) casi 300 (mil millones de dólares). Sólo es China”, detalló.
Cabe mencionar que el gobierno norteamericano aclaró que no se aplicaría en aranceles de aquellos bienes adquiridos comúnmente por los consumidores estadunidenses, tales como televisiones o teléfonos celulares.