Pesca ilícita y delincuencia marítima

Existen actividades que afectan tanto al ambiente como al comercio internacional

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 .  (Foto: Adobe Stock)

En los últimos años ha tomado una mayor relevancia dentro del panorama mundial la protección del medio ambiente. La preservación de los ecosistemas resulta una cuestión prioritaria para garantizar la supervivencia del ser humano. 

El cambio climático es una realidad, pese al escepticismo de ciertos sectores, y que se verifica en las múltiples alteraciones que se padecen todos los días alrededor del planeta. El impacto o huella del ser humano debe ser lo más indolora posible para evitar que esas afectaciones generen mayores repercusiones, las cuales justamente repercuten en la población.

Tanto a nivel internacional como entre los diversos sistemas jurídicos alrededor de la Tierra se han establecido medidas para proteger el medio ambiente, muchas de ellas de carácter obviamente ambientales y administrativas, pero otras llegan a la esfera penal, porque son catalogadas como hechos delictivos. 

Los delitos ambientales son una “deuda pendiente” dentro del ámbito jurídico, ya que suelen pasar desapercibidos por penalistas y en algunas ocasiones incluso por ambientalistas. No obstante, son un tema que entraña peculiar análisis debido a que la inmensa mayoría de estos hechos ilícitos lleva emparejado un beneficio económico o más bien un acto de comercio (lícito o ilícito) y los hace atractivos para que agrupaciones delictivas los lleven a cabo. 

Son escasos los estudios que se han efectuado en este tópico. Por ello, es que a continuación se analizará concretamente el fenómeno de la pesca ilegal y como esta afecta no solo al sector ambiental, sino que también perjudica al comercio internacional, de la mano del maestro Jesús Edmundo Coronado Contreras, coordinador editorial de las áreas de Fiscal, Jurídico Corporativo y Comercio Exterior de IDC Asesor Fiscal, Jurídico y Laboral; coordinador de la comisión de Derecho Penal Internacional del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México A.C.; socio de Derecho Penal Internacional de la firma JMJ Partners & Lawyers y director de publicaciones de Bosch México y miembro del consejo editorial de su revista Praxis Legal, quien reflexiona sobre las principales implicaciones de esta temática. 

Panorama

Durante la etapa pandémica que recién se ha padecido se “redimensionó” gran parte de la importancia que revisten cuestiones como la salud y el medio ambiente. Los temas involucrados con estos siempre han tenido un papel preponderante, pero gracias al contexto generado por la Covid-19 (enfermedad infecciosa causada por el SARS-CoV-2) su trascendencia se potencializó, trasladando estos dos rubros a un escenario prioritario. 

El medio ambiente y la salud se entrelazan de manera ineludible, pues el primero incide directamente en el segundo. Jurídicamente el tratamiento del medio ambiente siempre ha resultado complicado. El reconocimiento del derecho humano a un ambiente sano suscita singulares debates en su aplicación, pese a estar contenido en la constitución federal y reglamentado en muchos otros ordenamientos.

La regulación ambiental es una situación global, que tristemente se ha tratado en la mayoría de los casos, localmente. En México hay una extensa red normativa partiendo de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y de ahí la materia ambiental se desarticula y confluye concurrentemente tanto a nivel federal, como estatal e incluso municipal. 

Sin embargo, esa regulación no termina en traducirse en una protección práctica real para el medio ambiente y todos los bienes jurídicos con los que se relaciona, entre ellos la salud, pero también el comercio, especialmente en estos tiempos hiperglobalizados, el comercio internacional.

¿Comercio ilícito?

Como fenómeno la globalización llegó y no podrá ser detenido, gracias a los avances de la ciencia y los adelantos tecnológicos el ser humano ha, no solamente sobrevivido, sino que prosperado en muchos aspectos. No obstante, este fenómeno también tiene una vertiente negativa y esta es el “comercio ilícito”.

Si bien el término puede engendrar una contradicción porque todo el comercio tendría que ser, en estricto sentido, lícito. Pero desafortunadamente existen circunstancias que permiten que las actividades ilícitas tengan un beneficio económico y ante ello es que el comercio ilícito ha crecido, siendo un fenómeno silencioso que afecta a todo el planeta. 

La evolución delictiva se ha gestado de la mano de la globalización. Las corporaciones delictivas ya no limitan su accionar a su simple ubicación, han expandido sus actividades, incursionando en otras latitudes, puesto que han descubierto que pueden aumentar sus ganancias si extienden su presencia en otros confines del planeta.

La delincuencia organizada se potencializó y ha adquirido dimensiones transnacionales. Las asociaciones delictivas han multiplicado sus integrantes, sin discriminar origen, nacionalidad y demás. También han diversificado sus actividades, sin centrarse en una sola. Todo ello ha generado que sea una de las mayores amenazas en la actualidad. Esa unión de tres o más personas que de manera permanente y continua buscan delinquir ya se han tornado en corporaciones delictivas más sofisticadas. 

Relación delictiva

El crecimiento delictivo ha provocado que varios bienes jurídicos se vean afectados. Uno de los principales es el medio ambiente. Los delitos ambientales como una categoría de hechos ilícitos en sí misma, resulta atractiva para la delincuencia organizada debido a que pese a existir un marco normativo tanto a nivel local y en algunos países presencia de instrumentos internacionales, estos no han facilitado la cooperación internacional, aunado a la escasez de controles efectivos por parte del sector privado. Esto ha hecho que los delitos ambientales sean un nicho de oportunidad muy atractivo para la delincuencia organizada.

Por lo general, los delitos ambientales se gestan en los mal denominados países en vías de desarrollo. Ello porque los países de primer mundo cuentan con regulaciones más efectivas y políticas, tanto públicas como privadas que permiten un mejor control y cuidado del medio ambiente. En los países subdesarrollados o erróneamente nombrados del tercer mundo, pese a no tener grandes recursos por parte de las autoridades o una legislación, los delitos ambientales no son atractivos justamente por el escaso desarrollo económico. 

Lo anterior, porque los delitos ambientales suelen emparejar, en la inmensa mayoría de los escenarios, un acto de comercio, en este supuesto comercio ilícito. 

Una de las actividades ilícitas en materia ambiental que en los últimos años ha suscitado muchas consecuencias es la pesca ilícita, un hecho que en algunos países es un problema silencioso, pero también lo es a nivel internacional.

En concreto, la pesca ilícita puede tener diferentes vertientes, tales como las siguientes:

  • pescar sin permiso o licencia: operar sin autorización para la actividad pesquera en una zona específica
  • pescar en áreas prohibidas: capturar especies dentro de zonas protegidas, vedas o reservas marinas
  • exceder las cuotas de captura: superar el límite permitido para una especie o zona determinada
  • utilizar artes de pesca prohibidas: emplear métodos o mecanismos que dañan el ecosistema marino o capturar especies que no son el objetivo principal, y
  • no reportar o falsificar información: no declarar o proporcionar datos falsos o alterados

¿Problema local o internacional?

México es un país con una gran biodiversidad. Cuenta con un territorio que tiene muchos ecosistemas y con una extensa y variada flora y fauna. Eso lo hace atractivo y singular dentro de la esfera internacional. Sin embargo, esa riqueza natural amerita una protección especial. 

Gran parte de esa riqueza no es solamente en el territorio, lo es también en las aguas y México es un país con amplias zonas costeras, siendo la pesca una actividad económica muy importante desde mucho antes de la creación del propio país.

La pesca es una actividad a la cual es difícil definir sus inicios, ya que el ser humano la ha practicado como un medio de supervivencia. La fauna que existe en los mares es basta, debido a que la mayor parte del planeta está cubierto por agua. Derivado de la pesca no solamente se obtienen alimentos, también múltiples productos que resultan indispensables para el desarrollo humano. 

Si bien es una actividad inmemorable y necesaria también es una que requiere regulación específica. En el plano internacional y local se han fijado parámetros para el desarrollo de esta actividad. La normativa e instrumentos internacionales tienen una clara tendencia ambiental, pero también inciden en lo que es el ámbito comercial.

La comercialización de los productos pescados es uno de los negocios más grandes a nivel mundial. Las reglas establecidas no buscan obstaculizar el mercado, sino que este se geste de manera correcta.

En un mundo en el que los negocios trascienden fronteras y que el comercio internacional es una constante la pesca tiene un rol todavía más vital en el ámbito comercial. La protección de la fauna en los océanos se ha tornado esencial para un desarrollo sustentable. Sin embargo, las corporaciones delictivas también han visto en la pesca un punto de negocio.

La delincuencia marítima o como anteriormente se le denominaba “piratería marítima” ha aprovechado el escaso conocimiento en torno al tema ambiental para llevar a cabo actividades ilícitas. 

Los piratas solían asociarse con la época de los grandes navegantes en los siglos XVI y XVII, pero también siguen teniendo una presencia en la actualidad. Ya no asociada con los clásicos parches y patas de palo, pero sí con el mismo ánimo delictivo.

La delincuencia marítima en muchos países todavía es conocida y tratada bajo el apelativo de piratería marítima y se limita a ataques principalmente guiados con violencia, aunque el concepto de “delincuencia marítima” parece más amplio; este hace más honor al fenómeno actual y es que se trata de corporaciones ya más estructuradas y sofisticadas en el que el bien jurídico que suelen vulnerar es el comercio internacional, pero al realizar ciertas actividades también menoscaban otros bienes como puede ser el medio ambiente. 

Marco normativo

En México como autoridades encargadas en este sentido son la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría de Marina (Semar), las cuales confluyen en su mandato d administrar y vigilar este tema tanto de la óptica ambiental como marina. Pero adicional a ello se debe interactuar con las autoridades locales y en ocasiones con aquellas de otros países, debido a la participación de agentes extranjeros.

Entre la normativa se puede hacer referencia no solo al Código Penal Federal para la cuestión de piratería marítima, sino también a la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables y su Reglamento, también es necesario remitirse a las Normas Oficiales Mexicanas y al Programa Nacional de Pesca y Acuacultura, además de las políticas específicas que puedan emitir las autoridades estatales y municipales correspondientes. 

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Comentarios finales

Se trata de una problemática muy severa, que como se indicó tiene graves repercusiones debido a que desalienta el comercio lícito y atenta contra el equilibrio ambiental. Además, al realizarse por corporaciones delictivas eso fomenta la comisión de otras actividades ilegales, las cuales generan un círculo vicioso en el que el comercio ilícito empieza a tener un mayor peso y ganancias que aquellas empresas que operan desde la legalidad.

El escaso conocimiento de estos fenómenos delictivos y la falta de dimensionamiento del impacto tampoco abonan en que se mejore la situación. Al contrario facilitan la labor de los delincuentes, de ahí que la evolución de la piratería marítima a la delincuencia marítima se vea reflejada en hechos ilícitos como este. Los piratas buscan un beneficio económico sin importar su origen y las repercusiones que ello pueda tener. Es necesario reforzar el marco normativo, pero también permitir una mayor colaboración entre las diferentes autoridades locales, estatales, federales y de otros países; y también fortalecer el cumplimiento de las empresas y de los particulares que se dedican a esta actividad. 

El ambiente es un bien indispensable y aquí se conjunta con el comercio internacional, por el papel tan fundamental que tiene la pesca, especialmente en países como México, donde la industria pesquera es una de las que más atención demanda.