Durante 2017 los costos por robo a transporte terrestre sumaron pérdidas por 92,500 millones de pesos, delito que además implica incremento en seguros contratados e inversiones en equipo de seguridad, además de la pérdida de unidades y mercancía, destacó la empresa INTERprotección.
En un comunicado, refirió que en dicho periodo la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) reportó un aumento de 88% en el robo de unidades en el transcurso de dos años, lo que generó pérdidas importantes para los negocios.
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El director Técnico de INTERprotección, José Alberto Gómez, dijo que “el robo de unidades es un riesgo derivado de diversos factores. Por ejemplo, la falta de medidas preventivas relacionadas con la operación, mantenimiento y conducción de unidades”.
Así como la falta de protocolos y procedimientos como medida de seguridad, respecto al robo de unidades y mercancía; la ausencia de modelos y sistemas de gestión integrales enfocados a reducir riesgos; y no permitir un descanso adecuado a los conductores.
¿Cómo y dónde suceden los robos?
El principal modus operandi de los delincuentes es por medio de dos mecánicas: robo en estacionamientos o zonas inseguras, y robo efectuado durante el traslado de mercancía, por medio de bloqueos o por unidades interceptadas.
La firma detalló que 75% de este tipo de delitos sucede en los estados de Puebla, Michoacán, México y Tlaxcala.
Recomendaciones
“Si bien no podemos controlar qué delitos como el robo a unidades de autotransporte suceda, sí podemos ayudar a las empresas a establecer medidas de prevención”, puntualizó INTERprotección.
Para evitar ser víctima, los expertos recomendaron establecer horarios de circulación en las zonas con mayor peligro; usar escoltas y convoyes, y medidas de seguridad reforzadas en zonas de alto riesgo y elaborar manuales de procedimientos y actuación para la carga, operación y descarga de unidades; también para describir cómo reaccionar ante hechos delictivos, como el robo de unidades.
Asimismo, se debe capacitar y llevar a cabo simulacros con los conductores para establecer una estrategia ante un delito: incluir y promover el uso de tecnología para dar seguimiento a incidentes en tiempo real, y que aseguren la comunicación de los transportistas con autoridades locales y aseguradoras.
Además de contar con una póliza que amortigüe las pérdidas por unidades no recuperadas y la mercancía, pero que también proporcione cobertura para la seguridad de los conductores que están expuestos a este tipo de riesgos.