El ESG no justifica los medios*

La aplicación de estos factores es un indicador de calidad para las organizaciones que desean ser exitosas sostenibles y asumir sus compromisos de responsabilidad social

Recientemente la empresa Tesla fue excluida del listado de las 500 empresas ESG (Environmental Social and Governance) que realiza S&P. Este índice sirve para medir el rendimiento de títulos que cumplen con criterios de sustentabilidad, por ello, es un punto de referencia para inversionistas de todo el mundo.

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Elon Musk, el polémico dueño de la compañía de autos eléctricos, declaró, mediante un tuit publicado el 18 de abril de este año, que: “Exxon está incluida como una de las 10 mejores empresas mundiales en ESG por el índice S&P 500, mientras que Tesla no está”.

En otro Tuit agregó: “ESG ha sido usada como arma por deshonestos guerreros de justicia social”, en el mismo mensaje añadió: “El índice S&P ha perdido su integridad”. En otro tuit sentenció: “Estoy convencido de que ESG es la encarnación del diablo”.

La postura de Musk parece sostenerse sobre aquel dicho atribuido a Maquiavelo de que “el fin justifica los medios”; es decir, si la finalidad de la actividad de la empresa es un producto noble y socialmente deseable como los autos eléctricos esto debería ser suficiente para ser considerado como una empresa ESG.

Esto no es así, si bien la finalidad de la actividad de la empresa importa, no son menos importantes los medios para lograr ese producto final. En palabras más sencillas: para ESG los medios sí importan.

Dentro de las revisiones que se hicieron a Tesla se encontró que carecía de una estrategia para disminuir sus emisiones de carbón, así como de códigos de conducta empresarial y deficiencias en las condiciones laborales de su fábrica en Freemont, California.

Además, fue demandada por el Departamento de Igualdad en el Empleo y la Vivienda porque se encontró evidencia de que los trabajadores afroamericanos eran relegados a puestos menores al interior de la compañía; por otro lado, se les asignaban las tareas físicamente más pesadas. El clima laboral, desde luego, no resultó ser el óptimo.

Para ESG no solo es importante lo que haces, sino cómo lo haces, pues no es suficiente que el producto final de la actividad empresarial sea amigable con el medio ambiente si para su creación no se respetaron los derechos de las personas, se discriminó en la distribución de bienes y cargas. También se toma en cuenta la cantidad y calidad de energía que se usa en el proceso industrial, así como, el tratamiento adecuado a los residuos del proceso industrial, etc.

En Pérez Correa González estamos convencidos que ESG implica una nueva manera de hacer negocios en la cual el proceso importa tanto como el resultado final. La diferencia no radica en el hacer, sino en cómo se hace.

Por ello, los consumidores e inversionistas reclaman acciones más comprometidas con el medio ambiente y un trato más humano y justo con las personas. Todo esto debe ser medido objetivamente y sus resultados deben ser considerados como información pública.

Este es un buen punto de partida para la toma de mejores decisiones en materia de ESG, cuyos resultados serán nuevamente evaluados y publicitados porque el compromiso que asumen las empresas en ESG no se agota, sino que se renueva permanentemente.


*El autor es licenciado en derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana, en Filosofía por la Universidad Panamericana y maestro en Derecho por la Universidad Anáhuac. Es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Panamericana