La era digital es una realidad, ya que los adelantos de la ciencia, pero especialmente los de la tecnología han permitido al ser humano simplificar múltiples aspectos de la cotidianeidad. No obstante, este ha sido, es y será un proceso que no resulta sencillo. Ello porque puede generar diferentes problemáticas en su desarrollo.
Entre esas disyuntivas están las conocidas “brechas digitales”, las cuales desentrañan muchos dilemas para varias personas. La tecnología pretende mejorar la calidad de vida y facilitar la ejecución de diferentes tareas, pero tristemente entre la población no todos tienen ese acceso o ese conocimiento para emplear esos mecanismo.
Por ello es que a continuación el maestro Jesús Edmundo Coronado Contreras, coordinador editorial de las áreas de Fiscal, Jurídico Corporativo y Comercio Exterior de IDC Asesor Fiscal, Jurídico y Laboral; coordinador de la comisión de Derecho Penal Internacional del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México A.C.; socio de Derecho Penal Internacional de la firma JMJ Partners & Lawyers y director de publicaciones de Bosch México y miembro del consejo editorial de su revista Praxis Legal reflexiona sobre cómo las implicaciones que puede tener la brecha digital en este supuesto en específico.
Contexto
La globalización es un fenómeno que resulta irreversible y este ha tenido un gran avance a causa de los avances científicos y tecnológicos. Especialmente estos últimos han llevado a la aparición del proceso de digitalización mundial.
La carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la segunda parte del siglo XX contribuyó significativamente para que la tecnología avanzará como nunca. Las dos potencias se preparaban para un posible conflicto bélico. Afortunadamente este no se ha verificado.
Aunado a ello, fenómenos como la pandemia también impulsaron significativamente el proceso tecnológico. La pandemia provocó que las personas tuvieran que recurrir a la tecnología para sobrellevar el problema sanitario. Se incrementó la dependencia tecnológica y muchos procesos se digitalizaron con el propósito de simplificar y permitir su ejecución.
El posible fin del periodo pandémico no eliminó la dependencia en el uso de la tecnología. Al contrario, las personas en todo el mundo han seguido solicitando una digitalización todavía más profunda.
No obstante, ello no opera solamente en beneficio, también conlleva una serie de repercusiones que son importantes conocer y dimensionar adecuadamente, porque al inicio parecieran no repercutir significativamente, pero sí o hacen.
¿Era digital o digitalizada?
Los sociólogos e internacionalistas principalmente son los primeros en señalar que en la actualidad estamos en la era digital, debido al increíble potencial que tiene la tecnología y al rol tan esencial que ha adquirido el mundo digital en múltiples sectores y actividades.
Sin embargo, en varios aspectos más que una era digital estamos en un periodo de digitalización, ya que muchas operaciones y actos se han “digitalizado” y no es que hayan sido desde un inicio digitales. Un ejemplo de esto son algunos de los trámites ante instancias gubernamentales.
Los gobiernos alrededor del mundo han volteado hacia la tecnología para simplificar y facilitar a la ciudadanía el cumplimiento de obligaciones o la realización de trámites de corte administrativo.
La “tramitología” burocrática siempre ha sido percibida como un lastre o un gran dique para la ciudadanía, y ello no ha distinguido entre nacionalidades o temporalidades. Es una constante que todo trámite ante el gobierno es poco menos que considerado una “pesadilla”.
Por ello es que la introducción de la tecnología buscaba simplificar las labores y alentar a la ciudadanía en el cumplimiento de estos, muchos de los cuales son el mecanismo para el cumplimiento de obligaciones de diversas materias.
La implementación de plataformas, aplicaciones o medios digitales ha sido parte de todo un proceso en el imaginario mexicano, el cual no ha sido sencillo por las diferentes brechas que se han presentado.
Brechas digitales
Las brechas digitales en los trámites gubernamentales son las disparidades en el acceso y uso de las tecnologías de la información y comunicación, entre los diferentes sectores de la población. Estas limitan la capacidad de interactuar con aquellos servicios digitales.
Entre las causas que desencadenan varias problemáticas se ubican las siguientes:
Acceso a internet: En México, hay una diferencia muy marcada en el acceso a internet entre lo que son las áreas urbanas y rurales. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI); mientras que en zonas urbanas el acceso a internet es más común, en las rurales este acceso es limitado
Educación y alfabetización digital: Muchas personas, en específico en áreas rurales y entre la población de mayor edad, carecen de las habilidades necesarias para utilizar las tecnologías digitales eficientemente
Infraestructura tecnológica: La infraestructura de telecomunicaciones no está distribuida uniformemente en todo el país, lo que limita el acceso a servicios de internet de alta velocidad en ciertos sitios
Costo de los servicios: Los costos de acceso a internet y a dispositivos tecnológicos pueden ser prohibitivos para determinados sectores, especialmente los de bajos ingresos
Estas problemáticas representan desafíos significativos para lograr que el proceso de digitalización sea realmente efectivo. En especial podemos centrarnos en lo que es la educación y alfabetización digital.
¿Cultura digital?
La ausencia de una cultura digital adecuada es lo que desencadena muchas de las brechas señaladas. Especialmente la referida a la educación y alfabetización, puesto que no solamente se trata de establecer procesos o mecanismos digitales a disposición de la ciudadanía para realizar algún trámite, también resulta indispensable dotar de herramientas y el conocimiento necesario a la ciudadanía para que un uso correcto de los medios digitales.
A nivel internacional múltiples organismos e instituciones, inclusive tribunales se han pronunciado en favor de los derechos digitales; prerrogativas vinculadas con los derechos humanos, pero que han tenido un desarrollo particular justamente por su interacción con el mundo digital.
La mezcla entre los derechos humanos y los derechos digitales ha arrojado nuevas divergencias y reavivado debates sobre derechos como al buen gobierno o el de accesibilidad a la información y comunicación.
En este caso las autoridades de diferentes ordenes de gobierno y de diversas materias han introducido medios digitales para efectuar trámites, cada uno desde su peculiar trinchera. En algunos escenarios haciendo buen uso de un presupuesto y en otros con tecnología de dudosa procedencia. No obstante, más allá de eso, lo que ha resultado innegable es que se han actualizado casos en que la ciudadanía termina siendo ajena a la tecnología introducida por las autoridades.
Entre las ultimas cifras oficiales, por ejemplo, se indicó que en México hay más dispositivos móviles o celulares que personas. Un dato significativo y revelador que demuestra el rol tan trascendental que ha adquirido la tecnología en el ser humano, especialmente en nuestro país.
Pese a ello, esto no se traduce en que toda la población sepa completamente cómo utilizar esos dispositivos o si estos realmente cuentan con los requisitos básicos para efectuar los tramites digitales que han puesto a disposición las autoridades.
Ejemplo de lo anterior puede ser la materia tributaria donde la facturación se ha digitalizado por completo, pero esto no se ha traducido en que la totalidad de los contribuyentes cumplan con los requisitos fiscales o sea más simple. “Darse de alta” en plataformas gubernamentales puede ser todo un desafío para muchas personas, que sin importar cuestiones económicas, de género, demográficas y demás encuentra una barrera tecnológica y no recibe ninguna clase de asistencia para solventar esa problemática.
La tecnología se ha asociado en muchos supuestos con la sustitución humana. Si bien es cierto que la tecnología paulatinamente reemplaza varias funciones que lleva a cabo el ser humano, con el propósito de simplificar su vida, ello no deviene intrínsicamente en que la mayoría de los seres humanos estén familiarizados con ese nuevo dispositivo, instrumento o mecanismo.
Resulta necesario tener un “contacto humano” que “oriente” y “guie” en determinados escenarios a las personas que por diferentes motivos no conocen o no tienen acceso real a la tecnología.
En ciertas plataformas se cuenta ya con los famosos “chatbots” o algoritmos precalificados o incluso asistencia vía inteligencia artificial, pero todos ellos suelen ser poco empáticos con las personas, especialmente la de determinados perfiles. Ello hace aún más indispensable contar todavía con alguna clase de asistencia humana que apoye a quienes lo necesiten.
Esto no es solamente una cuestión que ataña a las autoridades, también compete a la ciudadanía, la cual debe esforzarse, en la medida de lo posible, por familiarizarse e intentar utilizar estos instrumentos tecnológicos de la mejor manera.
El ser humano es uno con grandes habilidades, pero también con limitaciones. Aunque ello no impide que se desarrolle y pueda aprender o a encontrar las vías de solución. Sin embargo, la “unión hace la fuerza” y si entre nosotros mismos podemos solventarlo mejor, pero la ayuda no sobraría.
Comentarios finales
La brecha digital en los trámites gubernamentales es un reto complejo que requiere de un enfoque multifacético para garantizar que todos los ciudadanos puedan beneficiarse de los avances tecnológicos en la administración pública. Los esfuerzos del gobierno y dependencias, sumado al de organizaciones y las personas son cruciales para cerrar esta brecha y promover una inclusión digital efectiva.