El recuento de los daños al bolsillo

Es importante voltear a ver el ahorro, no solo el guardadito en la alcancía, sino también aquel que sirve para el retiro

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Valeria Torres

En la euforia de las fiestas decembrinas, regalos, cenas, familia y amigos, suele olvidarse hacer un balance de las finanzas durante el año y las necesidades del siguiente.

Para los trabajadores formales el cierre del año representa la recepción del aguinaldo, un “ingreso extra”, al que todos tienen derecho. Pero además, algunas empresas entregan a sus colaboradores algunas prestaciones adicionales a las establecidas en la Ley.

El tener el bolsillo un poco más lleno sin tomar conciencia sobre los meses y gastos que vienen, puede resultar contraproducente para las finanzas personales.

De ahí la necesidad de hacer un análisis sobre los gastos más fuertes que se hicieron a lo largo de 2019, identificar cuáles se repetirán en 2020 y agregar los proyectos que se tienen, como salir de vacaciones, comprar una casa, un coche, invertir en educación o todos aquellos que representarán una carga económica importante.

Una vez realizado ese cálculo, valdría la pena destinar una parte del dinero “de más” a esos egresos y mantenerlo guardado para que llegado el tiempo de hacerlos no provoquen huecos y daños en las finanzas.

Además es necesario analizar las deudas adquiridas, ya sea por las compras del buen fin, emergencias ocurridas durante los últimos meses o compromisos asumidos desde antes. Sumar el monto al que ascienden, los intereses que se pagan por ellos, el tiempo que resta para liquidarles y hasta la posibilidad de reestructurarles o terminar con ellos.

De nuevo, el aguinaldo, bonos y/o fondo de ahorro  representan una posibilidad de acabar con esas cargas, ya sea adelantando pagos o pagándolas por completo, incluso cuando un buen porcentaje del dinero se vaya a los intereses, el abonar a las deudas puede sanar la economía.

Por último, pero no menos importante, es preciso voltear a ver el ahorro, no solo el guardadito en la alcancía, sino también aquel que nos servirá para vivir una vez llegada la edad del retiro.

Por increíble que parezca, destinar una parte, o el aguinaldo entero al ahorro puede ser el diferenciador entre una vejez pobre y una pensión digna.


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