¿Cómo será la economía después de la pandemia?

La falta de apoyos a hogares y empresas facilitó la contención fiscal, manteniendo al país con ventaja ante otros en cuanto al ajuste que será necesario en años por venir

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 .  (Foto: iStock)

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) informó que la economía recuperará su nivel en los próximos años, con cicatrices profundas y a la vez con muchas oportunidades de mejorar su crecimiento potencial.

“Si bien creemos que México saldrá con cicatrices profundas, quizá más que la mayoría de los países, también es cierto que el país tiene muchas oportunidades para retomar un crecimiento “potencial” más elevado del que muestra la experiencia de los últimos años. El punto es que se tomen las medidas para aprovechar al máximo dichas oportunidades”, refirió en una nota económica.

Tras la reapertura de la actividad productiva se anticipa un crecimiento aparentemente elevado para 2021 y 2022, comportamiento casi automático de un efecto rebote. Eso generará un alivio, aunque insuficiente. Solo ayudará, si acaso, a compensar lo perdido durante la pandemia.

La encuesta de expectativas del Banco de México prevé un avance de 4.5% para 2021 y uno de 2.7% para 2022, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó sus expectativas a 5.0% para este año y 3.0% para el siguiente.

Bajo ambos escenarios solo se lograría acercar el valor del producto nacional al nivel de 2018. Quizá será hasta 2023 cuando se pueda recuperar el nivel del PIB de inicio del presente sexenio. Para ello, se tendría que cumplir el pronóstico del FMI y el crecimiento en ese año tendría que ser de casi 1%.

La recuperación o rebote previstos para 2021 y 2022 se basan principalmente en la dinámica de la economía de los Estados Unidos, misma que no está exenta de riesgos.

México tiene más oportunidades que el resto de los países emergentes de salir con éxito de la crisis y recobrar un crecimiento potencial, sano y sostenido, incluso mayor al observado antes de 2018. Entre las oportunidades que sobresalen están las siguientes.

Por el lado externo, el dinamismo de la economía estadounidense puede beneficiar a México de manera particular:

  • los apoyos a los ingresos de las familias en EEUU, que entre 2020 y 2021 han alcanzado alrededor 21 pp del PIB y han generado una bonanza de su economía; ello beneficiará al comercio de mercancías con México en mayor proporción que con países, debido a las mayores oportunidades de integración que ofrece el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (TMEC), a la cercanía geográfica y a los vacíos que deja la tensión comercial con China. El impacto en la demanda para las exportaciones mexicanas a EEUU ya comenzó a percibirse en los primeros meses del año; su valor se ubicó en sus niveles previos a la pandemia y México se ha convertido en el primer socio comercial de ese país
  • adicionalmente, hay oportunidades específicas para que México reciba inversión extranjera proveniente de Norteamérica. Ello, también debido al TMEC y las tensiones con China, pero además por la cercanía, que se vuelve muy importante a raíz de la pandemia. Hay una tendencia internacional a privilegiar la inversión con cercanía -lo que se ha denominado “nearshoring” vs “offshoring”-
  • una de las mayores ventajas de la integración con EEUU es el fortalecimiento de empresas mexicanas que han crecido a nivel global y que ya no dependen del mercado mexicano solamente. En especial en empresas de los sectores de manufacturas y agropecuario y agroindustrial
  • por el lado de los servicios, el turismo representa otra oportunidad importante para México. En la medida que la vacunación avanza rápidamente en los EEUU y que los hogares cuentan con los apoyos señalados, es probable que el turismo repunte con fuerza y los destinos mexicanos, principalmente de sol y playa, sean especialmente atractivos para los estadounidenses, dada su relativa cercanía (fenómeno equivalente al “nearshoring”)
  • el turismo representa poco más de 8% del PIB; sin duda puede ser una fuente importante de crecimiento. Sólo con recuperar su ritmo promedio de crecimiento anual de los últimos 26 años (2.6%) aportaría poco más de dos décimas de punto porcentual al crecimiento del PIB