Cierre de año evidenció estancamiento económico de México

No deja de ser significativo que el consumo privado se estanque en los meses del “buen fin” y la temporada navideña. Es probable que ello se haya debido al impacto de la inflación

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 .  (Foto: iStock)

El alza en la actividad económica que se registró desde agosto, se debió principalmente a un efecto aritmético de comparación con un periodo de baja actividad de 2021. Ello llevó a que los pronósticos aumentaran para alcanzar un crecimiento de alrededor de 3% para este año, puntualicó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.

Aun cuando dicho pronóstico de crecimiento es probable, la evolución de algunos indicadores empieza a sugerir un nuevo episodio de estancamiento en los últimos meses del 2022, que han comenzado a notarse en las estimaciones oportunas del INEGI para los últimos meses del año.

Por ejemplo, el indicador de consumo privado para octubre creció a tasa mensual de solo 0.2% (cuando la previsión oportuna antes publicada por el INEGI fue de 1.3%). A lo anterior se anticipan caídas del consumo privado. Para noviembre y diciembre la estimación oportuna del INEGI arroja disminuciones mensuales del indicador de 0.4% (para ambos meses).

Este debilitamiento no sorprende. En las primeras semanas de diciembre se anticipaba una desaceleración del consumo con base en el comportamiento de las compras con tarjetas de crédito. Pero no deja de ser significativo que el consumo privado se estanque en los meses del “buen fin” y la temporada navideña. Es probable que ello se haya debido al impacto de la inflación en el poder adquisitivo, a las mayores tasas de interés y, además, a la menor recepción de remesas.

En noviembre (cifra más actualizada), las remesas familiares, denominadas en pesos, cayeron a una tasa real anual de 11.1%, después de un magro avance de 0.1% en octubre.

El consumo privado es un importante impulsor del PIB, especialmente en el corto plazo, ya que representa casi el 70% del mismo. Su estancamiento augura un menor crecimiento del país, congruente con los pronósticos actuales para 2023.

La contracción esperada en el mundo, especialmente en los EEUU, incidiría negativamente en la demanda agregada y el PIB de México tanto por la vía de las exportaciones, como quizá mediante menores remesas destinadas al consumo de los hogares mexicanos.

Internamente, la desaceleración del consumo nacional se suma al estancamiento de la inversión. Si bien el indicador de la inversión creció aproximadamente 5% en 2022, aún se sitúa muy por debajo de 2018 y apenas en sus niveles de fines de 2019.

Las estimaciones oportunas de la actividad económica (el indicador oportuno, IOAE) para el cierre del 2022 también arrojan resultados negativos en el margen. El IOAE estima que la actividad económica cayó mensualmente 0.1% en noviembre y 0.4% en diciembre. 

En su comparación anual según el IOAE la actividad económica reportó incrementos de 4.1% y 2.7% en eso dos meses respectivamente.  

Con estos resultados, lo probable es que en 2022 la economía habrá crecido ligeramente por debajo de 3.0%. Pero esto sucede claramente bajo una desaceleración significativa en el cierre del año, que refleja la debilidad de la demanda agregada nacional y de la actividad productiva.