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El uso de tecnologías abiertas se perfila como un factor para fortalecer la interoperatividad y la seguridad en el ecosistema fintech del país
El ecosistema fintech en México atraviesa una etapa de consolidación marcada por dos retos estructurales, la necesidad de escalar soluciones de manera eficiente y la exigencia de operar bajo esquemas que garanticen la transparencia y seguridad de los recursos monetarios de los usuarios.
En este contexto, apostar por tecnologías de código abierto se posiciona como una alternativa estratégica para fortalecer la infraestructura del sistema financiero digital.
De acuerdo con la Interledger Foundation, organización que impulsa el desarrollo de estándares abiertos para pagos interoperables a nivel global, señaló que el uso de tecnologías abiertas permiten construir sistemas financieros más resilientes, auditables y alineados con principios de competencia e inclusión.
Este enfoque resulta relevante para mercados emergentes como México, donde la digitalización financiera avanza de forma acelerada, pero enfrenta desafíos de fragmentación tecnológica.
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¿Por qué es preferible el código abierto frente a un ecosistema cerrado?
A diferencia de los modelos propietarios, el código abierto permite a las fintech desarrollar soluciones más flexibles, auditables y adaptables a un entorno regulatorio en constante evolución. Tecnologías ampliamente adoptadas como Linux que forma parte de la base en la infraestructura digital global y muestran cómo los modelos abiertos pueden ofrecer altos niveles de estabilidad y seguridad sin depender de un solo proveedor.
Este enfoque cobra relevancia en un país donde la inclusión financiera, la interoperabilidad entre sistemas y la reducción de costos operativos siguen siendo objetivos prioritarios para el sector privado como para las autoridades.
Uno de los principales beneficios del código abierto es su capacidad para facilitar la interoperabilidad entre plataformas, instituciones y servicios financieros. En este sentido, la Interledger Foundation promueve el uso del Interledger Protocol (ILP), un protocolo abierto diseñado para conectar sistemas de pago distintos, permitiendo transferencias de valor entre redes sin necesidad de intermediarios centralizados.
En un ecosistema fintech diverso como el mexicano donde conviven startups, bancos tradicionales, entidades reguladas y nuevos jugadores tecnológicos, contar con estándares abiertos reduce barreras técnicas, disminuye costos de integración y fomenta una competencia más equilibrada.
De esta manera, la adopción de tecnologías abiertas permite integrar sistemas de pagos, identidad digital, análisis de riesgos y cumplimiento normativo sin depender de un solo proveedor. Esto no solo fortalece la resiliencia operativa de las empresas, sino que también reduce los riesgos asociados a la concentración tecnológica, ya que las comunidades abiertas pueden identificar y corregir vulnerabilidades de forma más rápida en lugar de ocultar estas fallas si fuera de código cerrado.
Transparencia y confianza en un entorno regulado
En el sector financiero, la confianza es un activo crítico y es por ello que el uso de código abierto ofrece una ventaja al permitir que los sistemas sean auditados de manera continua por comunidades técnicas especializadas. Esta característica resulta especialmente valiosa en un entorno regulado, donde las autoridades requieren claridad sobre el funcionamiento de las plataformas que gestionan datos sensibles y operaciones financieras.
Además, la transparencia a estos modelos facilita los procesos de adaptación a nuevas disposiciones regulatorias, reduciendo fricciones entre instituciones financieras. Otro elemento es el impacto del código abierto en los costos de desarrollo al reducir la dependencia de licencias propietarias, las fintech pueden destinar más recursos a innovación, experiencia de usuario y expansión de servicios hacia segmentos tradicionalmente excluidos del sistema financiero.
En un país con amplias brechas de acceso a productos financieros, esta eficiencia puede traducirse en soluciones más asequibles a las necesidades de la población, sin sacrificar seguridad ni avance tecnológico.
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