Cambio demográfico le pega al sistema fiscal

El gasto en protección social, de manera específica el gasto en pensiones, ha ido en aumento

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 .  (Foto: Getty)

Hacer y publicar cambios al Sistema Fiscal Mexicano (SFM) es uno de los procesos más complicados para los legisladores, pese a los cabildeos o diversas propuestas que emanan de la Inversión Privada, tomar una decisión tributaria no solo afecta a unos cuantos sino al país entero.

Un ejemplo de lo anterior son las consideraciones que deben tomar en cuenta los legisladores e incluso el propio Ejecutivo antes de modificar el SFM; ahí la importancia del cambio demográfico, ya que  es necesario tomar en cuenta el diseño, la redistribución y la sostenibilidad del Sistema a partir del contexto poblacional.

¿Qué tiene que ver el cambio demográfico?

De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) la  población mexicana está envejeciendo y se espera que en 2018, las personas mayores a 65 años representen 7.3% de la población, y para 2030 serán el 10.2%. En cuanto al ingreso, el 10% más pobre de la población tiene un ingreso bruto mensual mediano de 411 pesos, mientras que el 10% de mayores ingresos tiene uno de 13,393 pesos.

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Otro punto que reflexionar es el gasto público, puesto que desde 2013 ha sido mayor al aprobado en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). El gasto en protección social, de manera específica el gasto en pensiones, ha ido en aumento, en 2013 representó 2.8% del PIB y para 2018 el PEF estima que ascenderá a 3.5% del PIB.

En contraste, el gasto en educación y salud ha disminuido en los últimos años y para 2018 se estima un presupuesto de 2.9% y 2.3% del PIB, respectivamente.

En cuanto al SFM y la redistribución de los recursos, el diseño global de los ingresos y gastos públicos del SFM favorece a los hogares con menores recursos y recauda más de aquellos con mayores recursos.

No obstante, existen diferencias entre las transferencias netas de la población formal, en comparación con las transferencias netas de la población informal, ya que esta última no recibe los beneficios de una pensión.

Pensar en sostenibilidad fiscal es posible desde un diseño y aprovechamiento adecuado del bono tributario que logre adaptarse a una nueva circunstancia en el esquema de los recursos públicos, desde que estos son recaudados a los contribuyentes, hasta que les son devueltos a través del gasto público.