MAR 21/01
TDC 20.5430
DOM 01/12
INPC 137.9490
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RECARGOS FEDERALES 1.47%
MIE 10/01
UMA 108.57
Las entidades federativas deben impulsar la creación de estos gravámenes
En noviembre de 2024 se concluyó en Bakú, la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el clima (COP29), en donde se instó a los países desarrollados a entregar 300 millones de dólares cada año a aquellos en desarrollo hasta el 2035 para reducir los efectos que produce la emisión de gases de efecto invernadero.
Existe una necesidad urgente de realizar acciones climáticas efectivas. La financiación comprometida puede ayudar a que las naciones en desarrollo implementen impuestos medioambientales que apoyen los esfuerzos por reducir el daño ecológico. Recordemos que, si bien los países en desarrollo son los que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero, el impacto del cambio climático en sus territorios y población es muy severo.
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Impuestos como instrumentos de combate
Organismos como la ONU y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) han manifestado que resulta esencial implementar legislaciones innovadoras que promuevan el avance tecnológico sostenible bajo un nuevo estilo de desarrollo.
Una forma es utilizar los impuestos como instrumentos para controlar la contaminación ambiental.
Mucho se ha señalado que los impuestos ambientales permiten que se siga contaminando, bajo la condición de seguir pagando impuestos.
No obstante, la mecánica de dichos impuestos pretende que a mayor contaminación más carga tributaria, con ello se pretende cambiar la conducta del emisor y que invierta en tecnologías limpias.
Varias muestras realizadas en países que tienen énfasis en impuestos ambientales demuestran que se pueden obtener resultados positivos sobre la recaudación y el medio ambiente. Esto quiere decir, que se puede utilizar estos tipos de impuestos para corregir conductas negativas y desincentivar comportamientos que dañan al ambiente.
Sin embargo, si bien es cierto que el principal objetivo de un gravamen ecológico es reducir el daño ambiental de alguna actividad humana, también lo es que es un medio de recaudación que ayuda a incrementar los ingresos de un gobierno. Pero la efectividad de los impuestos ecológicos puede reducirse si no se aplica de manera correcta; por eso, se recomienda que se grabe la producción final, esto es no gravar los productos intermedios, porque solo incrementan los costos de los productos que se elaboran, además el impuesto debe tener como principal objetivo reducir las externalidades negativas.
Impuestos estatales
A nivel estatal los impuestos ecológicos suelen dividirse en las siguientes categorías:
a la extracción de materiales del suelo subsuelo pétreos y minerales
a la emisión de gases a la atmósfera
de emisión de contaminantes al suelo subsuelo y agua
al depósito almacenamiento de residuos
La mayoría de entidades federativas en México contemplan en su ley de ingresos la existencia de un rubro en esta materia, aunque no todas han aplicado impuestos de esta naturaleza.
Cabe destacar que en los últimos años se ha visto un incremento en el número de entidades federativas que incorporan a su legislación fiscal impuestos ecológicos.
Para las entidades federativas los impuestos ecológicos son una fuente de ingresos importantes, por lo que veremos un aumento de entidades que adicionen estos gravámenes en su legislación. Para muestra basta, el ejemplo de la Ciudad de México, que para 2025, espera recaudar 60,000,000.00 de pesos en este rubro, incorporando el impuesto a la emisión de gases contaminantes a la atmósfera a su catálogo de contribuciones.