Propuesta reforma fiscal 2026, prevé beneficios para amigos
FIFA

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Conoce la propuesta de iniciativa a la Ley de Ingresos de la Federación 2026 que cuenta con facilidades para los organizadores de la copa del mundo 2026
La organización de la Copa Mundial de la FIFA 2026 en México no solo representa un desafío deportivo y logístico, sino también un marco fiscal excepcional que busca brindar certeza a los participantes del evento más seguido del planeta. La iniciativa de reforma fiscal, en lo correspondiente la Ley de Ingresos de la Federación 2026 prevé en el Vigésimo Quinto Transitorio diversos beneficios relacionados con este evento.
A partir del último cuatrimestre de 2025, tanto personas físicas como morales residentes en México, como aquellas radicadas en el extranjero con o sin establecimiento permanente en el país, estarán exentas de declarar, retener, trasladar o enterar impuestos derivados exclusivamente de actos, actividades o ingresos vinculados con la organización, celebración, pruebas, partidos y eventos relacionados con el Mundial.
Este beneficio fiscal se fundamenta en la lógica de facilitar la operación de un espectáculo global que, sin duda, atraerá inversiones millonarias, movimiento turístico y exposición mediática sin precedentes.
No obstante, el esquema también incluye estrictos mecanismos de control para evitar abusos y asegurar que únicamente los actores legítimos accedan a la exención.
La norma asigna un papel central a la sociedad constituida en México como subsidiaria de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), que fungirá como responsable de identificar a todos los beneficiarios del régimen.
Cada mes deberá entregar al Servicio de Administración Tributaria (SAT) un informe con información precisa de quienes participen en el torneo y sus eventos relacionados.
El escrito libre deberá contener, entre otros elementos:
Este control permitirá al SAT contar con un censo actualizado y pormenorizado de todos los actores involucrados en la competencia, fortaleciendo así la transparencia de un esquema que, de no estar debidamente vigilado, podría convertirse en un vehículo para la elusión o la evasión fiscal.
El transitorio propuesto también establece con claridad quiénes no podrán acceder a la exención, aun cuando participen en la organización del Mundial. Entre los excluidos se encuentran:
De este modo, se garantiza que el beneficio solo se otorgue a participantes confiables y que no existan incentivos perversos para premiar a contribuyentes con historiales de incumplimiento o fraude fiscal.
El SAT contará con la potestad de emitir reglas de carácter general para precisar los alcances del beneficio, considerando elementos como la residencia fiscal de los participantes, la naturaleza de los ingresos y las actividades que realicen. Dichas reglas también deberán detallar los procedimientos de supervisión, clasificación de beneficiarios y medidas correctivas en caso de irregularidades.
Este nivel de control normativo refleja una doble intención: garantizar que el Mundial se desarrolle en un entorno de certeza fiscal y, al mismo tiempo, proteger al fisco mexicano de potenciales abusos en un esquema de exenciones de gran alcance.
Más allá del entusiasmo que genera la Copa Mundial de la FIFA 2026, es innegable que se trata también de un fenómeno económico y tributario de gran magnitud. México se compromete, mediante esta disposición, a ofrecer un marco atractivo y competitivo para los organizadores y participantes, en sintonía con lo que históricamente han hecho otras sedes de este torneo.
Sin embargo, también deja abierta una pregunta fundamental: ¿se trata de un beneficio necesario para atraer la inversión y la organización de un evento de talla mundial, o de una concesión desproporcionada que sacrifica recaudación en un país con profundas.
El Mundial 2026 se perfila como un espectáculo deportivo sin precedentes, pero también como un ensayo de política fiscal internacional. México cede ingresos en favor de la FIFA, bajo la promesa de crecimiento económico y proyección global. La pregunta es si, al final, la mayor ganancia será del país anfitrión… o de la organización que ya juega con ventaja en todas las canchas.
El beneficio fiscal convierte a la FIFA en un actor por encima de la ley tributaria mexicana. Mientras empresas locales luchan con cargas fiscales cada vez más estrictas, la organización del futbol más poderosa del planeta pisa el campo exento, con la complacencia del SAT.