México ocupa el último lugar en ciberseguridad entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pues la tipificación de los delitos informáticos es deficiente, presenta lagunas, y sobre todo no contempla las intrincadas formas de actuar de la delincuencia cibernética, afirmó Julio Téllez Valdés, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
A esos rezagos se añade que el país no cuenta con recursos humanos preparados “para hacer frente a fraudes electrónicos, clonación de tarjetas, robo de base de datos, bloqueo de portales o jaqueo de cuentas de correo, entre otros ilícitos de este tipo”, argumentó el investigador.
Por si ese escenario no fuera desalentador, también hay que considerar que en México “se procura, obliga, facilita o induce” a menores de edad a realizar actos sexuales lesivos por medios electrónicos como Internet.
“Se oculta también el ciberbullying, que es una conducta de acoso entre iguales, generalmente niños, y que amerita regulación especial por las graves consecuencias que puede generar”, agregó Téllez Valdés.
El spam (correo no deseado), la usurpación de identidad, la clonación de tarjetas bancarias y el lavado de dinero, son otras de las modalidades que adquiere el delito informático. El problema –concluyó el académico- es que no están tipificadas en el Código Penal mexicano.
Recientemente, el grupo Security and Defence Agenda (Agenda de Seguridad y Defensa) informó que México no tiene reglas específicas para combatir el crimen cibernético.