El dinamismo humano, y sus constantes transformaciones, buscan nuevas alternativas de interacción que procuren las mayores ventajas y bienestar común; así, en el mundo del trabajo mexicano, distintos paradigmas robustecen las relaciones laborales, con el ánimo de que las fuentes de empleo se conserven y la vida de las compañías se prolongue.
Una de las opciones, para que esto suceda, es la figura del “descuelgue”, misma que ha tomado lugar en legislaciones extranjeras, como la española, y se plantea como una medida eficaz, temporal y extraordinaria cuyo objeto es que las empresas resistan ciertos embates y tengan una vida más duradera.
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Este descuelgue, permite que los patrones puedan aplicar distintas condiciones laborales a las establecidas en un contrato colectivo de trabajo, previo al desarrollo de un periodo de consultas y, con ello, evitar decisiones más drásticas como los despidos masivos. Se trata, pues, de una especie de flexibilidad de los contratos colectivos del trabajo, en aras de un futuro más alentador en los vínculos laborales.
En España, por ejemplo, para que el descuelgue tenga lugar es necesaria la manifestación de una serie de causas que justifiquen la imposición de esta figura; a saber: económicas, técnicas, organizativas o de producción. El punto 3 del artículo 82, de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, en aquel país, es muy ilustrativo al respecto, pues la legislación ibérica detalla lo siguiente:
Es importante destacar que para que el descuelgue sea efectivo, los patrones y sus subordinados, deben negociar de buena fe, contar con información suficiente sobre los problemas a resolver y que serán motivo de la acción de “descolgar” el contrato colectivo y, finalmente, abordar propuestas que les lleve a proponer soluciones veraces.
En México, el descuelgue salarial, y en las condiciones de trabajo convenidas en los contratos colectivos, se podría presentar como una postura amenazante a los intereses sociales del marco laboral o podría vislumbrarse como una posibilidad de acercamiento entre los empleadores y colaboradores, que abra un camino de nuevas oportunidades para subsistir y salir victoriosos; es un cuestionamiento que debemos pensar y proyectar para estar debidamente preparados, antes de que estos nuevos paradigmas nos alcancen sin aviso alguno.