Presidenciables sin propuestas sobre trabajo

Existe una ausencia de propuestas concretas para la creación y la mejoría en la calidad de empleo de los candidatos presidenciales

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 .  (Foto: iStock)

Uno de los puntos principales para estimar el desarrollo de una nación, sin duda, es el ámbito laboral y todas las vertientes derivadas de él: el salario, la defensa de derechos sociales, la flexibilidad laboral, las oportunidades de empleo, la inclusión, entre otras.

Si bien en México las prerrogativas sociales laborales han sido motivo de discusión en las cúpulas gubernamentales, para su reestructura y reforma en diversos tópicos (como el surgimiento de las nuevas instituciones jurisdiccionales laborales), también lo es que las políticas públicas han abierto pocas oportunidades para regenerar la calidad de vida de los subordinados.

Es cierto que la producción de empleos puede tener un incremento en número, pero no quiere decir que esta creación posea los componentes imprescindibles característicos de un trabajo, tendiente a otorgar bienestar a los colaboradores. En este orden de ideas, las reformas laborales, estructuralmente, deben dar pauta a la formación de equipos conformados por la sociedad, las empresas y el Estado, con el fin de proyectar verdadera mejoría del empleo.

El gobierno, a su vez, con la división de poderes que lo integra, debe asumir la responsabilidad y el liderazgo que emana de ser representante de la nación; específicamente, los poderes ejecutivo y legislativo deben integrar esta noción representativa en sus agendas y determinar los modelos a seguir para la generación de productividad y desarrollo.

Con los cambios de estafeta gubernamental que vivirá nuestro país en este año, se espera que los poderes citados sean protagonistas de una transformación real, que, en el campo del trabajo, se contemple una posición superior para los trabajadores y que reúna a todos los requerimientos de los jefes de familia, para que sus exigencias culturales, recreativas, alimentarias, patrimoniales y educativas se puedan ver realizadas.

Los candidatos presidenciales, como personajes primordiales (pues ellos son quienes llevan la voz principal en esta campaña), deberán estimar, en  el escenario del trabajo, lo siguiente:

  • conocer la realidad mexicana (la competitividad, las áreas de oportunidad, la demanda del mercado laboral, las actividades por región, las relaciones internacionales y tratados, las labores de los grupos más vulnerables, entre otros factores)
  • realizar propuestas coherentes con la situación existente
  • contemplar, en todo momento, el tema educativo y formar para el trabajo
  • observar las necesidades domésticas antes que las foráneas
  • fomentar el desarrollo interno por medio de las ventajas competitivas, y comparativas, que posee nuestro país (posición geográfica, recursos naturales, etcétera).
  • involucrar, eficazmente, a todos los sectores de la población para facilitar la creación de empleos de calidad, y
  • establecer metas específicas de mejoramiento de la oferta de trabajo (salarios justos; mejores condiciones; recursos tecnológicos, materiales y financieros adecuados; entre otros asuntos), y el aparato necesario para lograr las mediciones

Los discursos tienen que transformarse en propuestas, y estas en acciones concretas que lleven al mundo laboral mexicano a un verdadero progreso y desarrollo competitivo.