Crecimiento económico, ¿depende de empleo?

Lograr un avance económico sólido como país está en manos de su fuerza laboral, para eso se requiere de mejores empleos y de un buen programa de capacitación profesional

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 .  (Foto: iStock)

El crecimiento económico de México está en manos de su plantilla laboral, por lo que alcanzar la meta anual de 4% del PIB que propone el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se logrará sólo creando empleos de calidad, advierte Claudia Jañez, presidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG).

Generar trabajos de calidad en el país, expone en conversación con El Economista, debe venir acompañado de transferencia tecnológica y un fuerte programa de capacitación que eleve la calidad del talento nacional. Por esto, agregó, el CEEG, que aglutina a 50 empresas trasnacionales en México, está listo para apoyar a las autoridades compartiendo sus experiencias y buenas prácticas laborales.

“Todos queremos que este país crezca al 4%, que es el compromiso que está haciendo el gobierno. Pero la verdad es que quien lo va a lograr es la plantilla laboral. Entonces tenemos que crear empleos de calidad. Tenemos que seguir, y hablo por el Consejo, creando empleos de calidad”, afirmó la también presidenta de DuPont México.

Sobre la reforma laboral recientemente promulgada, Claudia Jañez considera que los cambios introducidos en el mundo del trabajo obligarán a los “patrones a ser mejores patrones”, ya que tendrán que tener más contacto con los colaboradores y los sindicatos para garantizarles buenas condiciones.

“La reforma va a ayudar para que los empleados sindicalizados, particularmente en las plantas, en las líneas de producción, tengan transparencia de sus beneficios  y una voz más allá de la de un líder. Creo que como país, si logramos implementarla bien, será muy beneficiosa”, comentó.

Renacer de la cultura organizacional

Al caminar por las oficinas de DuPont México es evidente el nuevo rumbo que ha tomado su cultura organizacional. Después de 40 años de ocupar instalaciones con una mentalidad vertical, hoy son inquilinos de un nuevo espacio con una estructura laboral horizontal.

En la empresa impera ahora la filosofía de oficinas abiertas, “un concepto donde nadie tiene puertas”, explica Claudia Jañez, de hecho sólo un biombo separa su espacio de trabajo del resto de los colaboradores.

Para llegar a este punto, la compañía emprendió una ardua jornada de transformación, a la par del proceso global de separación de funciones con la empresa Dow. El proyecto fue nombrado “Renacer”, e incluyó no sólo un cambio físico sino también de filosofía de trabajo. El equipo ya está listo para comenzar localmente su camino en solitario como el nuevo DuPont a partir de este sábado 1 de junio.

A nivel mundial, la empresa tiene una historia de 216 años, 94 de ellos en México. No obstante, detalla la empresaria, la organización decidió adaptarse a la nueva cultura laboral global, en la que ahora se trabaja por objetivos, hay esquemas de trabajo flexible, prestaciones en pro del bienestar del colaborador y planes de carrera para la formación continua del talento.

No es una moda, es un cambio del mundo del trabajo que llegó para quedarse. Claudia Jañez es enfática: “Las empresas que no inviertan en el talento, que no entiendan que la dinámica del mundo laboral ya cambió, no tendrán éxito”.

La transición implica un gran compromiso financiero, reconoce, sin embargo, el retorno de la inversión se reflejará en mayor productividad de los colaboradores y, por ende, de la compañía. “Hoy necesitas tener una combinación de un ambiente de trabajo adecuado, objetivos claros y un ambiente inclusivo que abarque a las cuatro generaciones de trabajadores que conviven en un mismo espacio”.

Las tendencias laborales avanzan, sin embargo, advierte que en el país hay un problema: el personal altamente calificado y con buenas competencias es menor que lo que requiere el mercado, de manera que “en México las empresas nos estamos peleando el talento”.

Ante este contexto, considera que el sector privado debe trabajar de la mano con el gobierno y las universidades para que los planes de estudio respondan a las necesidades del futuro del trabajo; que haya un mayor impulso a la formación técnica y profesional para ser competitivos como país.

“O nos ponemos las pilas, o no vamos a competir en la cuarta revolución industrial del mundo”, concluye.

*Con información de Factor Capital Humano