Uno de cada cinco trabajadores sufre mobbing

Por lo menos 20% de los trabajadores han sido víctimas de acoso laboral y violencia de parte de un superior

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 .  (Foto: iStock)

El acoso laboral es ejercer violencia de manera repetida contra un subordinado o un compañero. La definición es simple, pero detenerlo no lo es tanto. Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al menos 20% de los trabajadores en el país lo ha padecido y 60% ha sido testigo de que le ocurre a alguien más.

En este fenómeno se conjugan el hecho de que muchos jefes no saben ser líderes y que los colaboradores no tienen herramientas psicológicas y emocionales para enfrentar la mala gestión de sus superiores, opina en entrevista Mario Alberto Pérez, director de la consultoría en recursos humanos Estratagema.

En los últimos años se ha podido hablar más al respecto, “pero comportamiento tóxico” siempre ha existido, señala el especialista en desarrollo de competencias. En los años 80 el psicólogo y psiquiatra Heinz Leymann lo denominó mobbing, del verbo en inglés “mob”, que significa “acosar”.

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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo menciona en el Convenio 111 sobre la discriminación, pactado en 1958. Y hasta este 2019, en el centenario del organismo, su asamblea general definirá si crea un convenio en específico sobre el acoso laboral. También discuten uno acerca del acoso sexual.

Tipos de acoso laboral

Según la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el objetivo del acoso laboral es opacar, amedrentar, consumir emocional o intelectualmente para que la persona atacada se vaya de la compañía. No obstante, también reconoce que a veces es simplemente para “satisfacer la necesidad, por parte del hostigador, de agredir, controlar y destruir”.

El máximo tribunal también lo ha catalogado en tres tipos:

·         Horizontal, que se da entre compañeros de la misma jerarquía.

·         Vertical descendente, de un jefe a un subordinado.

·         Vertical ascendente, ocurre con menor frecuencia y es de los colaboradores al jefe.

El acoso laboral afecta a hombres y mujeres, pero las trabajadoras “cuentan con menores cuotas de poder en el espacio laboral”, por lo que están más desprotegidas, subraya la OIT. En el caso de ellas está “estrechamente ligado a la violencia de género”.

Por ejemplo, a diferencia de los varones, el mobbing se utiliza muchas veces contra las empleadas embarazadas para provocar su renuncia y no tener que pagar la incapacidad por maternidad y reemplazarla temporalmente.

Las señales claras y las sutiles del mobbing

Mario Alberto Pérez dice que las señales del mobbing no son siempre explícitas, pues implica una gran gama de conductas. Los gritos o humillaciones son las formas más claras de identificarlo, pero hay otras más sutiles e iguales de nocivas y difíciles probar.

Una de ellas es la distinción en el trato respecto al resto del equipo, vigilar qué hace el trabajador a cada hora, o tener que repetir la tarea una y otra vez, “quizá se lo pidan de forma amable, pero la intención es molestar”. Algunos jefes les impiden la comunicación con otros compañeros o con un superior para evitar que se queje, indica.

Asignar trabajos sin utilidad alguna o por debajo de la capacidad profesional, evaluaciones inequitativas, desvalorar sistemáticamente su esfuerzo o éxito profesional o atribuirlo a otros factores, amplificar y dramatizar los errores y asignar plazos de ejecución irrazonables son otros de los comportamientos frecuentes, según la OIT.

Defenderse o no

Es difícil acreditarlo ante las autoridades, considera el especialista. Aunque con la reforma, la Ley Federal del Trabajo obliga a las empresas a tener un protocolo para evitar esta situación y prevé multas a las organizaciones que lo toleren.

“Lo mejor es armarse de habilidades para enfrentar la violencia”, dice. En la cultura mexicana, y quizá muchas otras más, la comunicación asertiva y la inteligencia emocional no es algo que se fomente, lamenta.

Defenderse sin asertividad probablemente terminará en una respuesta agresiva y eso sólo le dará más pretextos al agresor. Por otro lado, si quien está siendo afectado no lo procesa de la mejor manera terminará enojado, frustrado, haciendo mal su trabajo y saboteándose a sí mismo.

El estudio de la UNAM, que indica que 20% de los mexicanos ha sufrido mobbing, fue realizado por Jesús Felipe Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología. El investigador considera que la personalidad juega un papel importante en el acoso laboral.

“Hay personas que por naturaleza son acosadoras y otras que son víctimas. El victimario puede tener baja autoestima y violenta como una forma de defensa. O por el contrario, es narcisista y se considera con el derecho de pasar por encima de cualquiera”, expone.

Para Mario Alberto Pérez esta situación está normalizada y culturalmente aceptada. “Muchos jefes creen que serlo es ejercer la fuerza y el autoritarismo. Quizá ellos tuvieron un modelo así” y no supieron cómo desligarse. La falta de formación en liderazgo, considera, es una más de las causas de este problema.

Con información de Factor Capital Humano.