¿Las mujeres no pueden ascender?

Esta forma de gestión de los recursos humanos responde al prototipo masculino y a una sociedad basada en la división sexual del trabajo y en la generación de dinero y no de riquezas

La presencia de mujeres en el mercado laboral avanza, sin embargo, en 2019 disminuyó ocho puntos el porcentaje de mujeres en México que ocupan puestos directivos al ubicarse en un 26%, según datos del informe “Women in bussines 2019” realizado por Grant Thorton.

“Las mujeres siguen sin tener pleno acceso a toda la gama de ocupaciones en el sector productivo. Los estereotipos asociados a las ocupaciones femeninas y masculinas continúan influyendo en los criterios de elección profesional, así como en los esquemas de contratación y ascenso de muchas empresas”, señaló ONU Mujeres.

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En este sentido, detalló que aun cuando las mujeres representan la mitad de los diplomas de doctorado, 57% de maestría y la mayoría de títulos universitarios, su participación en los consejos directivos de las empresas oscila en promedio entre el 10% y 5% y solo el 1% de ellos cuentan con una presidenta.

Techo de cristal

Las mujeres no llegan a altos cargos porque no quieran o no están preparadas, sino por una serie de barreras ideológicas y sistémicas llamadas “techo de cristal”. Estas normas no están escritas y justo “su carácter de invisibilidad es resultado de la ausencia de leyes y códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación”, de acuerdo con la Comisión Nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.

En su mayoría estos obstáculos se preservan por culpa de diversos estereotipos entre los que se encuentran:

  • las estructuras jerárquicas de las organizaciones públicas y privadas se rigen por reglas masculinas y el prototipo de empleado ideal sigue siendo el varón
  • la designación para ocupar puestos directivos no se hace por méritos sino por elección y tienen mucha influencia las redes sociales que los hombres desarrollan dentro de las organizaciones, pues una parte importante de los acuerdos se toma fuera de los horarios de trabajo
  • todavía predomina el estereotipo que relaciona al hombre como directivo y se considera que la mujer no puede serlo porque le falta capacidad de mando y autoridad
  • en el ámbito personal, las mujeres enfrentan obstáculos internos relacionados con baja autoestima, inseguridad, culpabilidad, perfeccionismo y miedo, consecuencias de la estructura social y la educación sexista y androcéntrica

Por otro lado, la Conavim señaló que uno de los mayores problemas en la trayectoria profesional de la mujer es generado por la elección que tiene que hacer entre su vida personal y laboral, toda vez que la misma cultura organizacional pugna por que el personal que pretenda escalar la estructura piramidal realice una cesión completa de la vida personal.

“Esta forma de gestión de los recursos humanos responde al prototipo masculino y a una sociedad basada en la división sexual del trabajo y en la generación de dinero y no de riquezas. Esto genera desmotivación en los mandos medios —claves para las carreras laborales de las mujeres—, disminución de la productividad como consecuencia de la inequidad entre hombres y mujeres, y una escasa diversidad en la composición de los grupos de trabajo gerenciales, que puede derivar en toma de decisiones pobres y sesgadas”, detalló.