Las medidas de paralización total o parcial para prevenir la propagación del virus COVID-19 ya afectaron a casi 2,700 millones de trabajadores, es decir, a alrededor del 81% de la fuerza de trabajo mundial, advirtió un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
A detalle, el empleo en los países que decretaron o recomendaron el cierre de los lugares de trabajo representa el 87% de la fuerza de trabajo de los países de ingreso mediano alto y el 70% de la fuerza de trabajo de los países de ingreso alto.
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“Con esta masiva perturbación económica, la crisis por el COVID-19 está afectando a los 3300 millones de integrantes de la población activa”, puntualizó.
El organismo internacional aseveró que esta es la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, pues estiman que para el segundo trimestre de 2020 habrá una reducción de horas de trabajo de aproximadamente 6.7%, el equivalente a 195 millones de trabajadores a tiempo completo (suponiendo un trabajo de 48 horas semanales
En cuanto a desempleo, aseguró que este indicador dependerá de la rapidez con que la economía se recupere en el segundo semestre del año y de la eficacia de las medidas políticas para impulsar la demanda de mano de obra.
En su informe pasado, la OIT aseguró que se perderían alrededor de 25 millones de empleos, pero en esta ocasión aseguró que está cifra podría verse rebasada y por mucho.
Este deterioro del mercado laboral será focalizada, es decir, sectores como hospedaje, restaurantes, manufactura, comercio al por mayor y por menor y las actividades inmobiliaras serán las que verán más repercusiones, quienes contratan al 38% de la fuerza laboral en el mundo.
Además de los sectores más afectados de la economía, el comercio al por mayor y al por menor representa la mayor parte de los trabajadores, por lo general, mal pagados y desprotegidos. Este grupo de 482 millones de trabajadores incluye, entre otros, a cajeros, almacenistas, tenderos y trabajadores en puestos afines.
Si bien, aclaró, es posible que los trabajadores de este sector que se dedican a actividades consideradas esenciales (por ejemplo, la distribución de alimentos) no cesen de trabajar; no obstante, corren más riesgo de enfermedad profesional.
Al tiempo que muchos de los trabajadores más afectados son los que ya están mal pagados y tienen menos acceso a la cobertura de protección social. Por lo tanto, esto puede agudizar la desigualdad ya existente.
En ese sentido, la OIT exhortó a que las respuestas desde el ámbito político se centren en “la prestación de alivio inmediato a los trabajadores y las empresas, a fin de salvaguardar los medios de subsistencia y las empresas económicamente viables, en particular de los sectores más afectados y en los países en desarrollo, asegurando así las condiciones para una pronta recuperación con alto coeficiente de empleo una vez la pandemia haya sido controlada”.
Reiteró que las respuestas a nivel político deben contemplar cuatro pilares:
- Pilar 1: Estimular la economía y el empleo
- Pilar 2: Apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos
- Pilar 3: Proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo
- Pilar 4: Buscar soluciones mediante el diálogo social
