Impacto de la inflación en el empleo

Es útil la implementación de programas sociales mejor focalizados y que provean, además de recursos monetarios, de oportunidades productivas para la población más vulnerable en el país

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 .  (Foto: iStock)

La desaceleración en el ritmo de generación de empleos durante el último año y la disminución del poder adquisitivo del ingreso laboral reflejan las consecuencias de un entorno económico de inflación, explicó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). 

Detalló que el nivel de empleo se puede ver afectado en periodos de fuertes presiones inflacionarias porque el alza generalizada y sostenida en los precios de los bienes y servicios impacta el poder adquisitivo de la población, y tiende a reducir el nivel de consumo.

En ese sentido, al ser el consumo uno de los componentes de la demanda que más impulsa el crecimiento económico, su afectación implica una falta de incentivos para que la producción aumente, lo que eventualmente se traduce en una menor contratación de trabajadores por parte de las empresas.

Aunado al impacto potencial en el nivel de empleo, la inflación ejerce un efecto negativo directo sobre los ingresos laborales. El encarecimiento de los bienes y servicios disponibles en la economía afecta el poder adquisitivo de los trabajadores, y reduce su capacidad para adquirir la misma cantidad de productos con sus ingresos provenientes del trabajo.

En promedio, la población ocupada en el país recibió un ingreso mensual de 8,117 pesos corrientes durante el primer trimestre se 2022. Comparado con lo observado un año atrás, el nivel de ingreso ha aumentado 3.6%, equivalente a 283 pesos.

Sin embargo, los precios de bienes y servicios básicos se han encarecido en mayor medida durante el último año. Los alimentos, especialmente, han tenido fuertes presiones inflacionarias, con un aumento anual en los precios de 12.5%, entre el primer trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2022. Por su parte, las prendas de vestir y el calzado, el agua y otros servicios referentes a la vivienda, así como los medicamentos son ahora alrededor de 5% más caros que a principios del año pasado. El costo de los servicios médicos y la educación han aumentado a tasas de entre 3% y 4% anual, mientras que la renta de vivienda y el transporte de pasajeros lo hicieron a tasas cercanas al 3%.

"Dado el mayor incremento en precios que en ingresos laborales, es claro que la inflación está mermando el poder adquisitivo del ingreso de los trabajadores, sobre todo en el caso de la población con menores ingresos, quienes destinan la mitad de su gasto tan sólo a la adquisición de alimentos", puntualizó. 

De hecho, hay una diferencia de más de un punto porcentual entre la tasa de inflación anual registrada en junio para quienes tienen un gasto promedio de hasta un salario mínimo (8.7%) y aquellos que desembolsan más de seis salarios mínimos (7.6%), dados los distintos patrones de consumo que presentan. Entre menor es el ingreso del que se dispone para gastar, mayor es la proporción que los consumidores destinan a la adquisición de bienes básicos, los cuales se han encarecido en mayor medida.

"La combinación de menores empleos con menor poder adquisitivo de los ingresos plantea un panorama complicado para los trabajadores mexicanos, especialmente para aquellos en condiciones laborales vulnerables (como la informalidad o los bajos ingresos), en el que aumenta el riesgo de una incremento en la población en pobreza laboral y una profundización de la desigualdad en el país. Por ello, es indispensable tomar medidas para reducir el embate de la inflación sobre la población más vulnerable, así como dar un mayor impulso a la generación de empleo formal", planteó. 

Por ello, el IMCO indicó que es útil la implementación de programas sociales mejor focalizados y que provean, además de recursos monetarios, de oportunidades productivas para la población más vulnerable en el país, así como las políticas públicas enfocadas en reducir el costo de la formalidad laboral, con el fin de incentivar la creación de empleo de mayor calidad, y la garantía de un entorno económico que garantice condiciones adecuadas para la atracción de inversión.