Aunque 24.4 millones de mujeres en edad de trabajar se encontraban laborando en 2022, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la Red de Mujeres Sindicalistas (RMS) reveló el pasado 27 de julio de 2023, que menos del 6% de las trabajadoras mexicanas participan en un sindicato.
Y pese a las ventajas de estar dentro de un sindicato, la RMS reveló a EFE que en América Latina, México es el segundo país con menor participación de mujeres sindicalistas, tan solo después de Guatemala.
Pero, ¿para qué sirve un sindicato o qué beneficios tiene una trabajadora al sumarse a uno?
Ventajas y desventaja de ser sindicalista
De acuerdo con el documento “Libre funcionamiento de las organizaciones sindicales: Garantías para su crecimiento y consolidación”, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un sindicato es una organización que crean los trabajadores para la defensa y promoción de sus derechos e intereses legítimos laborales.
Y cuando este grupo se forma, por lo general, “el sindicato procura el bienestar común de sus afiliados a través del convenio o contrato colectivo sobre las condiciones de trabajo”, así como con otras acciones desarrolladas por el empleador, el Estado y la sociedad en conjunto.
Según expertos de la plataforma de capacitación en línea de Grupo Geard, entre los beneficios de afiliarse a un sindicato están:
- mejorar el salario y las prestaciones laborales de los trabajadores
- tener un respaldo en el trabajo de quien garantice se cumplan los derechos de los empleados
- tener igualdad de condiciones, algo que beneficia a las mujeres en el mundo laboral
- contar con salud y seguridad en el trabajo
Mujeres, sin representación sindical
No obstante, el portal de empleo español, Jobatus, indica que aunque un sindicato brinda apoyo a los trabajadores ante algún problema, esto también puede representar algunas desventajas, tales como tener que pagar una cuota del salario para permanecer a dicho grupo, o en algunos casos tener diferencias si es que el sindicato en cuestión es muy radical en sus acciones y el trabajador no comparte esas ideas.
Asimismo, Jobatus añadió que las personas sindicalizadas pueden enfrentarse a la falta de flexibilidad, ya que los trabajadores no podrán negociar con sus empleadores casos individuales, ya que “deben esperar que el sindicato negocie en su nombre”.
Hay que considerar que los contratos colectivos de trabajo que se obtienen al formar parte de un sindicato, podría ser una desventaja más para algunas mujeres, especialmente en México, pues de acuerdo con los datos de la RMS, ellas realmente no cuentan con una representatividad en dicho sector.
Según sus datos, en las centrales sindicales mexicanas hay solo un 15% de representación femenina en sus dirigencias, por ejemplo, en el Sindicato Nacional del Seguro Social, solo 3 de sus 18 dirigentes son mujeres, mientras que en el de Trabajadores de la Educación solo hay 8 en contraste con 67 hombres.
Por lo anterior, la Red de Mujeres Sindicalistas (RMS) pidió que la fracción II, del artículo 358 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), sea respetada, ya que esta indica que los procedimientos de elección de las directivas deben ajustarse a las “reglas democráticas y de igualdad de género”, eso quiere decir que se deberá respetar la proporcionalidad en materia de género y deberá haber representación proporcional en las integraciones de las directivas sindicales.
De acuerdo con la LFT, todos los trabajadores tienen derecho a unirse a un sindicato si así lo desean, y para afiliarse, es necesario que en tu centro de trabajo haya uno registrado ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) o ante las Juntas de Conciliación y Arbitraje., en caso de que no exista tal grupo, se puede formar uno.
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