Valor de las habilidades blandas en el trabajo moderno

Las competencias interpersonales y emocionales son cruciales en la era digital

Actualmente, los entornos laborales están automatizados, y han cambiado su dinámica de trabajo por la tecnología. A medida que las máquinas asumen tareas rutinarias, las competencias sociales y emocionales, se vuelven cruciales para el éxito profesional.

Las capacidades interpersonales, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la adaptabilidad, son importantes para el rendimiento y la cohesión del equipo organizacional.

Por ello, las empresas deben buscar profesionales que no solo dominen la técnica, sino también que tengan las herramientas necesarias para convivir en entornos multiculturales y adaptarse a cambios constantes.

Asimismo, se deben invertir en el desarrollo de habilidades blandas para mejorar la dinámica interna de las organizaciones, impulsar la mejora, y asegurar un liderazgo efectivo. Todo ello para contribuir en el crecimiento de la productividad empresarial.

En virtud de ello, a continuación la CIO de Potentor, Andrea Vargas, aborda la importancia de las habilidades blandas, y como estas son fundamentales para el crecimiento personal y profesional, y las estrategias para desarrollarlas.

Qué son las habilidades blandas

Son un conjunto de competencias sociales, emocionales y personales que facilitan la interacción efectiva con el entorno, la resolución de conflictos, la innovación y la adaptación al cambio.

Son relevantes porque imaginemos un equipo de trabajo en el que todos los miembros dominan a la perfección sus habilidades técnicas, pero carecen de la capacidad para comunicarse efectivamente y colaborar en conjunto.

Ante ello, surge la interrogante ¿es probable que este equipo logre el éxito?, la respuesta es negativa, porque la falta de habilidades interpersonales puede obstaculizar la cohesión del grupo y limitar su capacidad para alcanzar objetivos comunes.

En la era industrial, las destrezas técnicas eran las más valoradas. Los empleados se especializaban en tareas repetitivas y la colaboración era menos importante. Sin embargo, a medida que la sociedad avanzó y la tecnología evolucionó, la necesidad de trabajar en equipo y de resolver problemas complejos se hizo cada vez más evidente.

Con la llegada de la era de la información y la globalización, las habilidades blandas comenzaron a ganar terreno. La capacidad de comunicarse efectivamente, trabajar en equipos multiculturales y adaptarse al cambio se convirtieron en competencias clave. Hoy en día, con la automatización de diversas tareas y la creciente demanda de innovación, las habilidades blandas son más relevantes que nunca.

Según un estudio de ZipRecruiter, el 67 % de los reclutadores prefieren contratar a candidatos con habilidades blandas fuertes, incluso si estos tienen poca o ninguna experiencia técnica. Esto porque, aunque un candidato pueda poseer un gran conocimiento técnico, si carece de habilidades interpersonales, su capacidad para trabajar en equipo y contribuir al ambiente laboral se verá comprometida.

Habilidades como la adaptabilidad son fundamentales para adaptarse a nuevas tecnologías y procesos de trabajo. La inteligencia emocional permite construir relaciones sólidas con los compañeros y los clientes, lo que a su vez fomenta la lealtad y la confianza. Y la creatividad es esencial para generar ideas innovadoras y encontrar soluciones a problemas complejos. Las empresas están apostando por el desarrollo de habilidades blandas porque estas competencias no solo mejoran la dinámica del equipo, sino que también refuerza un liderazgo efectivo.

.
 .  (Foto: IDConline)

Importancia de las habilidades blandas

En una economía basada en el conocimiento, las ideas y la innovación, las habilidades blandas se erigen como los motores esenciales del crecimiento.

La creatividad y el pensamiento crítico son esenciales para generar nuevas propuestas y encontrar respuestas a problemas complejos. Estos atributos no solo fomentan el progreso, sino que también permiten a los individuos adaptarse a un entorno laboral en constante cambio, en donde la capacidad de aprender y aplicar conocimientos se vuelve crucial.

Además, en un mundo cada vez más interconectado, los equipos de trabajo son más diversos. La comunicación intercultural, la empatía y la tolerancia son aptitudes fundamentales para operar en entornos multiculturales y construir relaciones sólidas. La diversidad en el lugar de trabajo no solo enriquece la toma de decisiones, sino que también potencia la creatividad al combinar diferentes perspectivas y enfoques. Esto se alinea con la noción de que las economías del conocimiento requieren un entorno que favorezca la colaboración y el intercambio de ideas entre individuos de diversas culturas y antecedentes.

La relevancia de estas habilidades se refleja en la transformación de las economías modernas, en donde el conocimiento y la información se han convertido en insumos clave para la producción. A diferencia de épocas anteriores, donde la acumulación de capital y recursos físicos era el principal motor del crecimiento, actualmente, el conocimiento aplicado es el elemento central que impulsa la productividad y la competitividad de los países.

Este cambio de paradigma implica que las organizaciones inviertan en el desarrollo de capacidades humanas y en la creación de un entorno que fomente el crecimiento y la colaboración.

Problemáticas ante las habilidades blandas

A pesar de la creciente importancia de las habilidades blandas en el entorno laboral, las organizaciones enfrentan diversos desafíos para desarrollarlas adecuadamente.

Los empleadores no reconocen su relevancia y priorizan las competencias técnicas, lo que resulta en una escasa inversión en programas de desarrollo interpersonal. Igualmente, la dificultad para medir estas capacidades complica la identificación de cuáles deben ser priorizadas y cómo evaluar el progreso, obstaculizando la implementación de programas de formación.

También es común que algunos empleados se resistan a participar en actividades de desarrollo personal si no ven la relevancia inmediata de estas aptitudes en su trabajo diario. La falta de tiempo y recursos, especialmente en empresas pequeñas, limita la disposición de ofrecer capacitaciones efectivas.

Estrategias para desarrollar habilidades blandas

Desarrollar habilidades blandas es un proceso prioritario para el crecimiento personal y profesional, y requiere un esfuerzo consciente y continuo. Entre las mejores prácticas podemos encontrar:

  • cursos y talleres: participar en programas de formación diseñados específicamente para mejorar habilidades como la comunicación efectiva, el liderazgo y la gestión del tiempo. Estos cursos pueden ser presenciales o en línea y deben ser adaptados a las necesidades de los empleados
  • mentoría: establecer relaciones de mentoría en donde empleados puedan aprender de otros colegas experimentados. Esta interacción no solo proporciona orientación, sino que también fomenta un ambiente de aprendizaje continuo
  • experiencia práctica: fomentar la asignación de nuevos desafíos y responsabilidades que permitan a los colaboradores practicar y perfeccionar sus habilidades blandas en situaciones reales. Ello puede incluir la participación en proyectos interdepartamentales o el liderazgo de equipos
  • evaluación psicométrica: los estudios psicométricos, como los de Potentor, permiten obtener una visión objetiva de las competencias sociales, emocionales y personales. Identifican tanto las fortalezas como las áreas en las que se pueden mejorar, permitiendo diseñar planes de desarrollo personalizados y establecer metas claras para alcanzar el máximo potencial
  • feedback constructivo: implementar un sistema de retroalimentación para que los colaboradores reciban opiniones sobre su desempeño en habilidades blandas. Esto puede incluir evaluaciones de 360 grados, donde pares y supervisores aportan sus perspectivas

Conclusión

Las habilidades blandas han pasado de ser un complemento deseable para convertirse en una necesidad imperante. El éxito de las organizaciones ya no depende únicamente del dominio técnico.

Invertir en el desarrollo de estas competencias no solo mejora la dinámica interna de la empresa, sino que también impulsa la innovación, fomenta un liderazgo efectivo y contribuye al crecimiento sostenido de la organización en un entorno globalizado y en constante cambio.

* Nota del editor: Las opiniones vertidas por el especialista no necesariamente reflejan la ideología de la publicación