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La OIT plantea un enfoque sistémico para atender el déficit laboral y prevenir riesgos ambientales en las políticas empresariales
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) propuso un modelo de intervención integral que permita abordar las causas estructurales del déficit de trabajo decente en las cadenas de suministro. De acuerdo con el organismo, los esfuerzos por mejorar las condiciones laborales deben ir más allá de acciones aisladas y centrarse en fortalecer la coordinación entre gobiernos, empleadores y sindicatos, así como en incorporar los efectos del cambio climático dentro de las políticas de salud y seguridad ocupacional.
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¿Qué propone el enfoque sistémico de la OIT?
La OIT señala que los problemas laborales más persistentes como la informalidad, la baja productividad y la falta de regulación efectiva no pueden resolverse de manera aislada. Su propuesta busca fortalecer la capacidad institucional y empresarial mediante políticas integradas que mejoren la inspección laboral, el acceso al financiamiento, la capacitación técnica y la formalización de los empleos.
Este modelo promueve la cooperación entre los actores públicos y privados para diseñar soluciones sostenibles que fortalezcan las cadenas de valor. Por esta razón, la OIT enfatiza que el trabajo decente debe vincularse con la estabilidad económica y la sostenibilidad ambiental, de modo que la mejora de las condiciones laborales se traduzca también en productividad y competitividad.
El estrés térmico como ejemplo de riesgo laboral emergente
Dentro de este enfoque, la OIT advierte que los efectos del cambio climático se convirtieron en un desafío prioritario para los sistemas de trabajo. El estrés térmico, producto del incremento de las temperaturas globales, es uno de los ejemplos más relevantes, ya que afecta directamente a las personas que laboran en espacios abiertos o con ventilación limitada. Este fenómeno reduce la capacidad física y cognitiva, eleva la probabilidad de accidentes y deteriora la productividad.
El organismo recomienda adoptar medidas de prevención que incluyan la adecuación de horarios, pausas activas, acceso a sombra o ventilación, hidratación adecuada y monitoreo de temperatura en los centros de trabajo. Estas acciones deben integrarse en una estrategia más amplia de cumplimiento normativo y sostenibilidad, alineada con los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y las prácticas de gestión de riesgos definidos como Gobernanza, Riesgos y Cumplimiento (GRC).
Retos del trabajo digno en América Latina y México
En este contexto, la OIT advierte que América Latina enfrenta desafíos particulares, pues gran parte de su población trabaja en condiciones informales o en sectores expuestos a riesgos ambientales, como la agricultura y la construcción. Es por ello, que el enfoque sistémico busca reforzar la inspección laboral, la inversión en infraestructura y la creación de políticas que incentiven la formalización del empleo.
En México, donde las micro, pequeñas y medianas empresas concentran la mayoría del empleo, la OIT considera indispensable que las estrategias empresariales integren la gestión del riesgo climático y la salud ocupacional dentro de sus marcos de cumplimiento y sostenibilidad. Esto permitiría cumplir con los estándares internacionales de trabajo decente y fortalecer la resiliencia de las organizaciones ante los efectos del cambio climático y la transformación productiva global.
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