¿Pero es gracioso, no es así? Después de la cena de celebración, de la palmada de los colegas y amigos, la realidad se asimila: No tienes ni la menor idea de cómo ser un jefe.
Bienvenido al maravilloso mundo de Peter Principle. Si eres realmente bueno, en digamos, ventas, y traes una gran cantidad de efectivo para la compañía año tras año, es probable que tu patrón quiera recompensarte por tu esfuerzo y talento en las ventas, ¿adivina con qué?, sacándote fuera de ella y colocándote dentro de la gerencia.
El resultado es casi todo lo que sabes cuando entras a una posición de supervisor, si no tiene sentido, lo segundo de que debes saber, es tu primera función: manejar al personal.
Y para hacer las cosas peores, a menos de que tengas un mentor, hay muy pocos lugares (si es que los hay) en la compañía a los cuales voltear para pedir consejo o dirección.
A diferencia de los presidentes estadounidenses salientes, no todos los jefes dejan una nota en su escritorio para sus reemplazos.
Siempre puedes inscribirte en uno de los cursos que ofrece la Asociación Americana de Dirección, como ?manejo de empleados difíciles?.
Pero esto toma tiempo que tal vez no tengas porque, bueno, tienes un trabajo que hacer. En su lugar, piensa en seguir las siguientes tres reglas que otros jefes han descubierto. Puedes ponerlas en práctica inmediatamente.
Consejo 1: No seas su amigo
Es encantador ser agradable. De hecho, es más que eso. El ser un jefe complaciente, justo, compasivo no sólo eleva tus puntos de karma, eso puede mantener motivado, leal y productivo a tu personal.
Sin embargo, hay una diferencia entre ser agradable y tratar de ser amigo de cada uno. Tú no eres amigo de tus empleados. Los amigos no pueden despedir amigos. Tú sí. No estás aquí para hacer al personal feliz, eres jefe para guiarlos a que te ayuden para hacer el trabajo.
Susan Shopmaker, quien ha dirigido su propia agencia de casting en Nueva York por 17 años, dijo que en un principio ella dejó que la amistad estuviera en el camino de sus decisiones directivas.
?No tenía idea que sería diferente a otros jefes y no dirigiría mi negocio como negocio, sino como algo diferente.? El resultado: mucho tiempo gastado en atender otros asuntos como las relaciones personales de los empleados y sus problemas familiares, lo cual la hizo enfocarse en su principal objetivo. ?lo que vine a realizar no es personal, son negocios?, dijo Shopmaker.
?Una vez hecha esta distinción, estuve capacitada para llevar a mi compañía con pies más firmes?.
Consejo 2: Deja que ellos lo hagan
Cuando eras responsable de tu propio trabajo, eras cuidadoso, exacto, preciso, y esas cualidades probablemente te ayudaron a conseguir la oficina de la esquina. Pero ahora lo que estás haciendo es el trabajo de tus empleados.
Entonces sólo deja que ellos lo hagan.
Establece metas claras, presenta las reglas básicas si es necesario, anímalos a hablar si es que su trabajo o proyectos van mal y después déjalos ir.
?Eso les dará confianza?, dijo Noah Kerner, presidente de Noise, una firma comercial de la ciudad de Nueva York.
?¿Confías en que esta gente puede hacer su trabajo?? Tú no estás en esa posición para hacer su trabajo, y si tratas de hacerlo, tres cosas es probable que pasen: Te agotarás, el personal no sentirá que el trabajo está en sus manos y ellos no darán lo mejor. La rigidez se pone peor cuando eres quien contratas a las personas y no puedes delegarlo.
?Controlar tus propios contratos es como pisarte a ti mismo en el pie,? dijo Kerner. ?Los eliges, entonces si no los dejas hacer su trabajo de manera independiente significa que no confías en ti mismo.?
Seguro, quieres mantenerte al tanto del desenvolvimiento del personal, pero espera a llevar a cabo una reunión o a actualizarte en una junta semanal, lo que es más eficaz que revolotear alrededor y quedar implicando o hasta haciendo el proyecto de alguien.
Consejo 3: Vuélvete invisible
?El arte de la gerencia es separarte a tí mismo del trabajo?, dijo Carol Walter, un consultor en administración de empresas de Boston. ?No quieres que tus empleados traten de figurar como complacerte, quieres que ellos piense en como ellos pueden dar los mejores beneficios a la compañía.?
Una manera práctica de alcanzar esto es externalizar tus metas a los empleados. Ponlo debajo en un memo o arriba de los temas del pizarrón en una reunión. De esta manera, no serás el único intermediario entre el personal y sus metas.
?Ahora deja de enfocarte en un gran cuadro de cosas,? dijo Walker. Y cuando consigas hacerlo, ya no será ese enorme cuadro de cosas que se supone debía ser tu nuevo y glamoroso trabajo.
Fuente: CNN Expansión