El gasto en pensiones presiona las finanzas públicas, debido a que seguirá aumentado hasta 2055 y se extinguirá hasta 2120, dejando poco espacio fiscal para operar otras políticas públicas como educación y salud, aseguró el análisis del CIEP “Implicaciones del paquete económico 2018”.
Lo anterior contrasta con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 (PPEF 2018), ya que señala que esta erogación disminuirá a mediados de la década de los 2020, destacó el análisis.
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El gasto en pensiones registró un aumento de 37.3% lo cual tiene consecuencias en la generación del capital humano de esta y las siguientes generaciones, precisó el estudio.
El presupuesto para el pago de pensiones sigue aumentando. En los últimos 6 años, el capital asignado de las pensiones contributivas creció 37.3%, pero las no contributivas cayeron 24%, privilegiando el pago de pensiones de mayor monto a los deciles más altos de la distribución de ingresos del país.
El PPEF 2018 propone para gasto en pensiones contributivas y no contributivas, $833,207 mdp, representando 3.6% del PIB (incluye el presupuesto de los conceptos 4500 y 4700, pensiones y jubilaciones y aportaciones a la seguridad social, y presupuesto de PAM).
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El documento del CIEP estableció que la distribución de recursos de las pensiones es inequitativa, en tanto, las pensiones contributivas representan 95.3% (793,734 mdp) del gasto total en pensiones; la no contributiva 4.7% (39,472 mdp). Sin embargo, los pensionados contributivos son 5.1 millones, mientras que los beneficiarios de la pensión no contributiva son 5.4 millones.
Es decir, aquellas personas con mayores ingresos reciben pensiones más altas, que las personas que habitan hogares con menos ingresos. Lo anterior tiene sentido debido a que las pensiones dependen de la condición laboral (formal/informal), del nivel de remuneración y del tiempo que los individuos trabajan.