Desde el anunció de Estados Unidos de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de la República Popular de China, ambas naciones intercambiaron medidas y discursos que pusieron en la mira del contexto internacional una posible guerra comercial.
Luego de la ya mencionada decisión de EU, China publicó la imposición de gravámenes del 25% a 106 productos estadunidenses como la soya, los automóviles y los productos químicos; no obstante, la fecha de entrada en vigor aún no se sabe.
Previo a ello, Donald Trump dio a conocer una lista de 1,300 productos chinos a los que planea imponer impuestos con un coste de 50,000 millones de doláres, entre los que se incluyen medicamentos, así como mercancías de diversas industrias, como la aeroespacial, la robótica, la ingeniería mecánica y las tecnologías de información y comunicación decisión calificada por el país afectado como una práctica desleal.
Y más tarde, el gabinete estadounidense promulgó un memorándum sobre la lucha contra "la agresión económica de China" que permitirá imponer aranceles a las importaciones de ese país asiático
Al respecto, el Ministerio de Comercio indicó en un comunicado que la medida de Estados Unidos fue "una evidente violación de las normas correspondientes de la Organización Mundial del Comercio (OMC)".
La nota agregó que " infringe gravemente los legítimos derechos e intereses que tiene Beijing de acuerdo con las normas de la OMC y amenaza los intereses y la seguridad económica de China".
A su vez, el viceministro de Finanzas de China, Zhu Guanyao, declaró este miércoles en rueda de prensa que su país no quiere una guerra comercial, ya que sería perjudicial tanto para Estados Unidos como para China.
