¿T-MEC podría ayudar en la crisis en esta crisis?
El presidente Andrés Manuel López Obrador debe cambiar su narrativa para brindar seguridad y confianza a los inversionistas
Comercio Exterior
Ante la caída de los mercados bursátiles, precios del petróleo y depreciación del peso ante el dólar, la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) por el senado canadiense, es un superlativo para la economía mexicana, afirmó José Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).
El académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que la decisión del Senado de esa nación norteamericana tardará unos días en ser notificada por el primer ministro Justin Trudeau y, una vez hecho esto, el T-MEC entrará en operación.
No obstante, advirtió, esto sólo será un “respiro” para México, por ello el gobierno debe llevar a cabo inversión fija bruta en términos de construcción hacia el sur-sureste, y si no se brinda confianza y certidumbre al inversionista y no se blinda seguridad a gasto y consumo, el T-MEC por sí sólo no podrá impulsar la economía mexicana.
“El tratado por sí mismo no va a jalar a la economía, no va a ser la panacea; otro aspecto a destacar, no se debe cometer el mismo error que tuvimos con relación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, donde a éste se consideró un mecanismo de crecimiento, por lo que el T-MEC debe ser un instrumento de desarrollo sostenible”, expresó.
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Por ello, consideró, el presidente Andrés Manuel López Obrador debe cambiar su narrativa para brindar seguridad y confianza a los inversionistas.
Desde Montreal, Canadá, el catedrático mexicano explicó que, desde ya, la Guardia Nacional debe dar frutos para que haya certidumbre en el mercado interno.
Martínez Cortés comentó que a raíz de la desindustrialización que se ha dado en la zona norte del país, se debe blindar y brindar seguridad y confianza para lograr crecimiento equitativo, con desarrollo sostenible.
Para ello, una vez aprobado por el Senado canadiense hacen falta dos pasos, tener la aprobación real por parte de la reina de Inglaterra y la notificación por parte del primer ministro canadiense y, una vez cumplido con esto, entrará en vigor el nuevo acuerdo comercial entre las tres naciones.