Los almacenes fiscalizados pudieron sortear las dificultades económicas que representó la pandemia del COVID-19 y si bien su actividad se redujo hasta 40% en el primer cuatrimestre de 2020, no ha tenido que recortar personal y a partir de mayo empexó a recuperarse, aseguró el presidente de la Asociación Nacional de Almacenes Fiscalizados (ANAFAC), Fernando Smithers Jiménez.
El cese de la actividad comercial de varios países por cierre de fronteras, la disminución de vuelos y reducción de la carga internacional de manera drástica llevó a una caída del comercio exterior , principalmente en abril, sin embargo, dio un fenómeno como el aumentó el e-commerce durante esta pandemia; “llegaron más paquetes con menos peso”, puntualizó.
En cuanto al personal Smithers reveló que seguramente se mandó a casa de manera temporal hasta al 20% o 30% de trabajadores para cuidarlos, aun con la reapertura, detalló muchos siguen en sus domicilios porque están dentro de la población vulnerable, acalaró que quizá algún almacén tenga aún al 10% en sus domicilios, pero el almacén o recinto sigue funcionando y a sus colaboradores se les sigue pagando. “Disminuimos un poco la plantilla para cuidarlos, no para recortarlos”.
“En los recintos fiscalizados el valor más importante son nuestros colaboradores”, añadió el dirigente empresarial al asegurar que desde el inicio de la pandemia han preservado su salud y cuando el gobierno federal declaró que a la población vulnerable había que tenerla confinada en sus casas, “todos los asociados los mandamos a sus casas; no se han disminuido sueldos ni recortado personal”.
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El universo de trabajadores de los recintos en el aeropuerto Internacional de la Ciudad de México des de aproximadamente 4,000 personas, ahunado a los agentes aduanales, a los transportistas, a los maniobristas con lo que podría alcanzar una cifra de hasta 8,000 personas.
Asimismo, agregó que la vinculación entre los concesionarios de almacenes fiscalizados y los agentes aduanales es muy importante, “somos una pieza importante de la cadena logística de la importación y exportación”.
En cuanto a las medidas adoptadas en este sentido, detalló que hicieron pruebas para ver si salían positivos, para mandarlos a sus domicilios a ellos y a las personas que habían tenido contacto con ellos. Han hecho acciones para prevenir y cuidarlos como la entrega de guantes, googles, caretas, cubrebocas y, con otras asociaciones como Canacar y Anacarga, además del gobierno federal, pusieron un filtro detector de temperatura dentro del recinto. “Gracias a ellos el comercio internacional no se detuvo”.
No obstante, subrayó que “el trabajo dentro de una aduana es súper importante para cualquier país porque gracias a eso no se para el comercio internacional, ni la exportación ni la importación. Puede disminuir, pero no se detiene. Hemos trabajado todo este tiempo; no ha habido un solo día de descanso, no ha habido horas de descanso, porque los recintos trabajan las 24 horas el día, porque los vuelos llegan las 24 horas del día”, expresó Smithers Jiménez, quien realizó un “reconocimiento a todas las personas que trabajan en el recinto”.
El recinto fiscal es el inmueble donde la autoridad aduanera hace las funciones de almacenaje, custodia, manejo y maniobra de mercancía del comercio exterior, mientras que el recinto fiscalizado es aquel que se otorga a un particular mediante una concesión o autorización, para hacer las mismas funciones, ahondó el dirigente de los concesionarios.
Son los responsables de conservar y cuidar el contenido de las cajas mientras el agente aduanal va al recinto, abre las cajas y realiza un reconocimiento previo de las mercancías; después hacen el cálculo arancelario, lo pagan, se hace el pedimento y ya con el pedimento el almacenista da salida a la mercancía.