Los escándalos y las crisis organizacionales que se remontan a principios de la década de los años 2000 dejaron una lección aprendida: sin una cultura ética, las compañías estarán en riesgo. En la actualidad y cada vez más, el compliance dentro de las empresas se está convirtiendo de utópico a algo tangible y medible.
No importa en qué industria se encuentre su compañía, esta herramienta es una parte esencial de las operaciones. En pocas palabras, es el proceso de asegurarse de que la empresa y sus empleados cumplan con las leyes, normas, regulaciones, políticas y prácticas éticas que les son aplicables. Esto puede salvarla de multas y demandas.
También ayuda al personal a mantenerse enfocado en los objetivos más amplios y a que las operaciones se desarrollen en un ambiente sano. Sin embargo, este proceso debe ser continuo.
El propósito de un programa de compliance es un sistema formal que ayuda a mantener el cumplimiento en todas las áreas de operación. Debe enfocarse en mantener políticas y procedimientos que eviten que la compañía y los empleados violen las leyes, normas, regulaciones.
Un programa efectivo debe integrar todos los esfuerzos, desde la ejecución de las regulaciones externas hasta el de políticas y procedimientos internos. Cuando los empleados reciben capacitación, es más probable que reconozcan y denuncien actividades ilegales o no éticas.
Esto puede ayudar a evitar fraudes, prácticas monopólicas, acoso, discriminación y otras que interrumpen las operaciones y ponen en riesgo a la empresa.
En Estados Unidos y algunos países de Europa, una persona moral que hace un gran esfuerzo para prevenir y detectar violaciones a la ley por parte de sus colaboradores y otras personas que actúan en su nombre, será tratada con menos dureza que una que sea indiferente. Las empresas no pueden permitirse ignorar la necesidad de un programa de compliance o crear uno como una idea de último momento, debe estar bien planeado e implementado, con programas de capacitación coincidentes para garantizar que el personal lo entiende y lo aplica en sus actividades.
El compliance fomenta una cultura en el lugar de trabajo que valora la integridad y la conducta ética. Para que el programa de compliance funcione, los líderes de la organización deben cumplir con las reglas, alentar el comportamiento ético y hablar abiertamente sobre la importancia.
A partir de ahí, se deberán establecer procedimientos para invitar a los empleados a llevar a cabo políticas correctamente. Es obvio que las políticas no servirán de nada si los trabajadores no las respetan. Una vez establecidas, deben divulgarse y capacitar regularmente a cada miembro de la organización.
Para concluir, el compliance es un proceso continuo. Un buen programa puede ayudar a prevenir una conducta indebida dentro de la compañía; esto mantendrá su operación sin problemas, minimizando sus riesgos y ayudándola a mantener una buena reputación.