Aunque pensar en la muerte o el retiro podría no estar en el número uno de la lista de los emprendedores, generar una estrategia para ese momento podría ser el factor determinante de la continuidad del negocio.
De acuerdo con una encuesta realizada por KPMG, se ve con normalidad que con el paso del tiempo, los propietarios originales o la segunda generación decidan ceder el control de la organización, tanto en propiedad accionaria como en gestión.
No obstante, el estudio reveló que a pesar que siete de cada 10 empresas familiares en México considera como una opción estratégica para los próximos 12 meses trasladar la gestión del negocio a la siguiente generación, solo en 37% existe un plan de sucesión.
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Además 68% de quienes sí tienen estrategia esta no la han formalizado y para el 4% esta no es clara.
KPMG destaca que el proceso de sucesión es un proyecto que puede requerir entre tres y cinco años de planeación, desarrollo e implementación, que de no estar estratégicamente planeado puede acarrear que los proyectos se demoren o simplemente no se ejecuten.
“Es por ello que, además de establecer lineamientos, debe detallarse qué sucesores se colocarán en determinados puestos clave, así como la preparación del sucesor que tomará la dirección cuando así se requiera” destacó el documento titulado “Empresas familiares en México”.
¿A quién designar?
El ejercicio de opinión de KPMG reveló que la mayoría de las empresas familiares en México consideran que el factor más importante para su éxito radica en mantener el control del negocio.
Sin embargo, también el 85% da un papel preponderante a la preparación y entrenamiento de un sucesor antes de que sea necesario traspasar el liderazgo.
“Esta última meta será posible mediante la convivencia de otros factores igualmente importantes, entre los que destacan tener una estructura sólida de gobierno corporativo y procesos bien establecidos, así como una adecuada comunicación entre generaciones”, puntualizó.
