En tiempos de clases virtuales, solo 20% de los estudiantes tiene computadora
La desigualdad en la conectividad y el acceso a dispositivos adecuados para aprender han generado que el proceso formativo no sea parejo para todos los universitarios
Corporativo
La pandemia de Covid-19 obligó a trasladar la formación de profesionistas a un ambiente totalmente remoto y, al mismo tiempo, puso a prueba los modelos de educación en línea en nuestro país. Y aunque éstos tiene ventajas, la desigualdad en la conectividad y el acceso a dispositivos adecuados para aprender han generado que el proceso formativo no sea parejo para todos los universitarios.
Si bien los esfuerzos gubernamentales por mejorar la conectividad del país han puesto un piso un poco más parejo para aprender desde casa, aún hay una brecha digital entre los estudiantes de escuelas privadas y públicas.
De acuerdo con un estudio de EY, el 94% de los estudiantes de universidades privadas tiene conexión a internet de banda ancha, mientras que en las universidades públicas sólo el 72% tiene esta conectividad.
Sin embargo, la brecha es aún mayor en cuanto acceso a un dispositivo adecuado para la formación en línea. El 55% de estudiantes de universidad privadas cuenta con su propia computadora o tableta. La realidad es diferente para los alumnos de universidad públicas, donde esta proporción se reduce a 20 por ciento.
“El tema del Covid ha generado una brecha significativa en términos de cómo se entrega la educación. Para entregar la educación de manera remota se necesitan básicamente dos cosas, desde el punto de vista del estudiante: uno es el acceso a internet y otro es el acceso a dispositivos”, dice en entrevista Alfredo Vieyra Molina, socio de EY-Parthenon.
Entre estos problemas que evidencia el estudio, el mayor reto es el acceso a dispositivos adecuados. Además, los resultados, reflejan que en buena parte de los hogares mexicanos las computadores y tabletas se comparten.
“Este es uno de los temas importantes, porque cuando se empiezan a compartir dispositivos es cuando la entrega de la educación remota se vuelve más complicada. Porque si dos estudiantes de la misma familia están compartiendo el mismo dispositivo y tienen clase remota a la misma hora, entonces se vuelve muy complicado”, expone el especialista.
Entrega de la educación, el desafío
En la formación en línea, los recursos financieros de los estudiantes inciden en su proceso de enseñanza-aprendizaje. “La formación es pareja, pero la entrega de la educación es lo que no es parejo”, puntualiza.
La Covid-19 ha planteado un reto en cómo se entrega la educación en los estratos sociales más bajos, donde se requieren dispositivos adecuados y con un costo mayor para poder tener un buen proceso de aprendizaje.
El 60% de los estudiantes encuestados por EY afirma que las clases presenciales brindan un aprendizaje de mayor calidad y el 36% prefiere los programas vía remota por la flexibilidad de horarios. La mitad de los estudiantes considera que los planes de educación presenciales cuentan con una mejor infraestructura y el 17% considera que la educación remota es más económica que la tradicional.
Para Alfredo Vieyra, la formación en línea es de calidad y los estudiantes aprenden lo mismo que en un aula, el problema es el dispositivo que usan, pues no todos son igualmente útiles para lograr una buena experiencia de aprendizaje. “Si esto se extiende mucho tiempo más, el impacto puede ser más relevante”.
¿Y los docentes?
Pero el desafío en la formación no es sólo para los estudiantes, también lo es para los docentes. Esta brecha de acceso a dispositivos adecuados también impacta en la labor del docente porque cambia la forma en la que se enseña al estudiante, incluso el contenido que se entrega es distinto.
“Mientras que un alumno que está frente a una computadora, en un espacio donde él o ella pueden estar solos para concentrarse en la clase, habrá otros que están en la sala de su casa o en el comedor y con varias personas alrededor, lo cual afecta mucho la concentración. Entonces, cuando están dando una clase de manera remota, los maestros tienen que recurrir a diferentes estrategias para asegurarse que los alumnos están atentos” explica el socio de EY-Parthenon.
Además, la educación en línea que se adoptó obligatoriamente a raíz del confinamiento implicó un reto adicional para los maestros que no tenían competencias digitales y “estaban poco preparados para poder dar una clase remota”, concluye el especialista.