A diferencia de otras épocas, en la actualidad las mascotas han adquirido gran relevancia en la vida de las personas, hasta el punto que algunos las llegan a considerar como un miembro de su familia.
Así, el interés por la adopción de animales crece cada día; sin embargo, a veces esa intención se encuentra con una barrera legal. Recientemente, se suscitó un caso en los tribunales de Nuevo León en donde una persona promovió una solicitud de jurisdicción voluntaria pretendiendo promover la adopción de su perro.
Ante este hecho, el juez de lo familiar desecho la solicitud, por lo que la interesada promovió un juicio de amparo en el que el juzgado de distrito confirmó la resolución de primera instancia.
De acuerdo con el órgano jurisdiccional, el código civil únicamente regula la adopción de personas, por tanto es válida la decisión de desechar una solicitud de adopción de un perro, pues el derecho positivo considera a los animales como bienes muebles, que por su naturaleza jurídica no pueden tener relaciones de parentesco o afinidad con sus dueños.
En este sentido, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reiterado el derecho de protección de los animales para erradicar cualquier práctica que suponga su maltrato sufrimiento innecesario, a la fecha la legislación mexicana no reconoce su naturaleza como seres vivos, a diferencia de otros países, como España, que desde 2017 ha dejado de catalogarlos como cosas.
