En México, la distribución del gasto público en educación es desigual y no garantiza mejores condiciones económicas y sociales para la población; solamente los hogares con mayores ingresos destinan más recursos para compensar la falta de acceso a la educación y la baja calidad de la educación pública, advirtió el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
En el documento ‘Gasto educativo, desigual e inequitativo’, en el que analiza por decil de ingresos, señaló que este sector tiene la posibilidad de invertir en el desarrollo de la primera infancia, pues, en 2020, en promedio, destinaron 18,158 pesos a cada menor, 100 veces más de lo que destinan los hogares con menores ingresos; situación que acentúa las brechas de desarrollo cognitivo y del lenguaje entre niñas y niños de hogares más y menos vulnerables.
Por otro lado, mientras que el gasto público para educación básica beneficia mayormente a las familias con menores ingresos, el gasto público para educación superior y de posgrado beneficia a los hogares con mayores percepciones económicas. El acceso a este nivel educativo está vinculado a incrementos en los salarios de los trabajadores, por lo que resulta necesario ampliar el acceso de la población de menores ingresos a educación media superior y superior.
En ese sentido, reiteró que para el ejercicio presupuestal del próximo año, el gasto público en educación representaría 3.24% del PIB, cifra debajo de los niveles registrados antes de la pandemia, de 3.84%, y lejos de lo recomendado por el Banco Interamericano de Desarrollo, de entre 4.0 y 6.0 puntos porcentuales.
“La educación es uno de los instrumentos más eficaces para garantizar la igualdad de oportunidades, reducir la pobreza y promover el desarrollo social y económico. Sin embargo, para 2023, la educación pública se ve limitada para eliminar estas desigualdades en los hogares con condiciones socio-económicas más bajas”, puntualizó.
