Solo hay que dar clic para tener prácticamente cualquier producto en la puerta de la casa, ropa, zapatos, joyería, alimentos, muebles, libros, electrodomésticos, ya sea que provengan de la colonia de junto o de China y sin importar el tipo de cambio o si dan bolsas o no.
El comercio electrónico pareciera el invento del siglo, hace que las compras sean más cómodas y variadas e incluso en ocasiones más baratas. Pero no todo es bello, justo esa facilidad hace que tanto nuestra cartera como nuestros datos corran peligro.
La cartera adelgaza rápido
Al igual que en las compras con tarjeta, en el e-commerce, el cálculo de los gastos puede atropellarte, el hecho de solo poner los números de tarjeta y dejarse llevar por promociones como “envío gratuito” o “meses sin intereses” provoca que no tengamos muy claro la cantidad de dinero que llevamos gastado y los pagos que deberemos hacer mes a mes.
Asimismo, solemos no considerar los gastos de envío que conllevan las compras en línea, que si bien, algunas marcas deciden regalar a los clientes a fin de incentivar su visita, en otras son un gasto extra que al final podrían igualar el costo que tiene en tienda física.
Los datos personales podrían acabar en manos de cualquiera
Algunos sitios web piden a sus clientes que generen un usuario y contraseña para que puedan comprar dentro de él, ese registro además conlleva el llenado de un formulario en el que ingresamos una serie de datos personales, que no siempre sabemos para qué van a ser utilizados. Eso sin tomar en cuenta que dejaremos registrados nuestros datos financieros.
Podemos ser víctimas de fraude
El robo de datos no es el único delito al que estaremos expuestos, hay cibercriminales que suplantan la identidad de tiendas u ofertan productos que en realidad no tienen, los compradores pagan y no vuelven a saber de ellos para después descubrir que todo se trataba de un fraude.
