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El costo financiero de la deuda en México subirá a 4.1% del PIB en 2026, limitando la inversión en salud, educación e infraestructura
El costo financiero del Gobierno Federal aumentó, pasando del 2.2% del PIB en 2016 al 3.3% en 2023, con proyecciones de 4.1% para 2026. Este incremento se debe a un mayor endeudamiento y a tasas de interés elevadas. Se estima que para 2026, este rubro será el segundo más grande del gasto público, representando el 15.4% del gasto neto total.
De acuerdo con una publicación de Ivana Cortés (Coordinadora de desarrollo económico) para el IMCO, el costo de la deuda en México, a menudo pasado por alto -subrayó la experta- escaló “silenciosamente” hasta convertirse en uno de los principales componentes del gasto federal.
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¿Cuál es el impacto del costo de la deuda?
Bajo la perspectiva de Cortés, este costo tiene un impacto directo en la capacidad del país para invertir en áreas cruciales como salud, educación e infraestructura, desviando recursos esenciales para el desarrollo.
Acorde con datos de la experta, en la última década, el costo financiero (intereses, comisiones y otros cargos vinculados al endeudamiento del Gobierno Federal) mostró una tendencia ascendente: pasó del 2.2% del PIB en 2016 al 3.3% en 2023, con proyecciones del 3.8% para 2025 y 4.1% para 2026.
¿A qué se debe el aumento? A un mayor endeudamiento y a un entorno de tasas de interés elevadas.
¿Qué proyecta el Paquete Económico 2026 con respecto al costo financiero?
Según el Paquete Económico 2026, este rubro se consolidará como el segundo más grande del gasto público, representando el 15.4% del gasto neto total, superando el 14.8% estimado para el cierre de 2025.
Acorde con la coordinadora, aunque es un gasto “ineludible", su magnitud actual restringe significativamente las oportunidades de crecimiento y desarrollo.
Un análisis del IMCO sobre el Paquete Económico 2026 reveló que el costo financiero proyectado será mayor que el gasto destinado a salud (2.6% del PIB), educación (3.3%) e inversión física (2.5%), lo que subraya el creciente peso de la deuda sobre el desarrollo de México.
En esencia, cada peso destinado a intereses es un peso menos para hospitales, escuelas o proyectos de infraestructura.
¿Cuáles son las desventajas del costo financiero?
A este respecto, Cortés ubicó desventajas claras: el costo financiero no genera nueva infraestructura, no expande programas sociales ni mejora servicios; solo cumple compromisos pasados. Además, el problema no radica solo en la cantidad, sino también en la dinámica de las finanzas públicas.
Aunque la experta consideró positivo que el gobierno prevea un superávit primario del 0.5% del PIB para 2026 (es decir, que los ingresos superen los gastos antes del servicio de la deuda), la carga del costo financiero es 3.6 puntos porcentuales mayor.
Cuando los intereses sobrepasan el superávit primario, la estabilización de la deuda se vuelve complicada, ya que su financiamiento debe realizarse con más deuda.
En este contexto, para 2026, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), que representan la necesidad total de financiamiento del gobierno, ascenderán a 1.58 billones de pesos, acorde con Cortés.
Esto implica que gran parte de la deuda que se emitirá ese año se destinará a cubrir el pago de intereses (que suman 1.57 billones de pesos), dado que el superávit primario no basta para cubrir la totalidad del servicio de la deuda.
Cortés subrayó que el costo financiero de la deuda es un gasto obligatorio y poco productivo, ya que no genera beneficios directos y, al mismo tiempo, limita la capacidad del país para invertir en su futuro.
Desde esta perspectiva, Ivana Cortés propuso que, con el objetivo de revertir la trayectoria ascendente, es crucial aumentar los ingresos y mejorar la eficiencia del gasto.
Asimismo, explicó, se necesita una estrategia integral para reducir gradualmente el costo financiero mediante el refinanciamiento de pasivos con altos costos y el mantenimiento de una baja exposición a la deuda en dólares. De esta manera, México podrá liberar recursos que se traduzcan en una mayor inversión productiva y un desarrollo sostenido.