Implicaciones de errores de un asesor fiscal

Algunos errores cometidos por los asesores fiscales pueden representar cargas económicas para los contribuyentes

Existe un dicho sumamente trillado que dice: “lo barato sale muy caro” y en el tema fiscal, no es la excepción, lo barato sale carísimo.  En los sectores privado y público en muchas ocasiones los empresarios, directores generales, directores de finanzas, gerentes de finanzas y contadores de empresas, presumen haber pagado honorarios sumamente bajos por trabajos de “compliance”.

De igual forma, se sabe de algunos empresarios que efectúan reclamos o comentarios soeces como: “me quieres ver la cara o qué, el despacho X por el mismo trabajo me está cobrando la mitad que tú”. 

También están aquellos que contratan solo despachos grandes y desestiman los servicios prestados por profesionistas independientes con frases como: “yo solo contrato despachos grandes”, o “tú quién eres, qué experiencia tienes”; sin embargo, en la mayoría de las ocasiones terminan siendo atendidos por personal con poca experiencia, en lugar de por gente altamente técnica, que si bien no tiene un gran despacho que lo respalde, cuenta con los conocimiento para realizar una gestión adecuada.

Esto no solo sucede del lado del proveedor del servicio, sino también cuando las propias empresas contratan personal como responsables del área fiscal o contable; quienes no tienen la experiencia requerida para ocupar esos puestos. Si bien con estas prácticas se suele obtener un ahorro, también la mayoría de las ocasiones provocan cargas económicas excesivas. 

Es importante resaltar que a lo largo del tiempo han desaparecido algunas de las llamadas “grandes firmas”, y a otras tantas les han determinado grandes multas y sanciones por no haber tenido la calidad necesaria en sus entregables; en este sentido, la pregunta más importante es: ¿quién es realmente el mayor afectado por estas conductas? La respuesta es muy simple: la empresa.

Un ejemplo de ello es el de una empresa importante en el país que debía presentar el anexo de REFIPRE a las autoridades fiscales. Al momento de corroborar la información presentada por una de estas “grandes firmas” detectó que existía un error en el llenado de dicho anexo y la consecuencia representaba una diferencia de 75 millones de pesos en su contra de pago de impuesto. A nadie le gusta regalar el dinero y menos por un error humano que pudo ser subsanado empleando la tecnología con la que se cuenta hoy en día.

Otro ejemplo es el observado en el estado de resultados de una compañía que reflejaban un pago de regalías por cierta cantidad. Al revisar el estudio de precios de transferencia tenía una cifra considerablemente menor para ese rubro, así como también en el Anexo 9 de la Declaración Informativa Múltiple.

Se identificó que en la balanza de comprobación habían tomado un dato diferente al reflejado en el estado de resultados; este error originaba que el contribuyente se pusiera en riesgo ante la autoridad y tener que destinar recursos excedentes para comprobar a esta, que se trataba de una equivocación en el llenado del estado de resultados y que la retención pagada si estaba bien determinada.

Con regularidad las empresas confían y no tienen cuidado con la información que proporcionan a la autoridad o no corroboran que esta sea correcta. Un claro ejemplo se puede observar en la obligación del llenado del Anexo 9 de la Declaración Informativa Múltiple, en lo que respecta al domicilio fiscal de las partes relacionadas en el extranjero en donde muchos contribuyentes inventan el domicilio. Es reprochable que no se corrobore dicha información o que el asesor no tome unos minutos para señalarle a su cliente el yerro.

Vale la pena cuestionarnos, cuánto dinero está realmente regalando la empresa, ya sea directamente al gobierno o a los asesores para que expliquen los errores cometidos. Aquí cabria puntualizar “quién salvaguarda a las empresas” y como diría Facundo Cabral (QEPD): “pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo”.